Capítulo XXII


Lo primero que sentí por la mañana fue un par de brazos cerrándose en torno a mi torso en un cálido abrazo y luego el rostro de Frank apareció por sobre mi hombro, respirando plácidamente. Habíamos dormido juntos. Y no sólo eso. En los minutos siguientes los recuerdos de la noche anterior pasaron a formar parte de mi memoria, grabándose en el fondo de mi disco duro. Había sido la mejor noche de todas. Completamente.


Lindsey se había ido a la mierda, sus cuadros eran ahora sólo cenizas y Frank. Dios... había tenido sexo con Frank. Lo habíamos hecho y sin contratiempo alguno. Debo reconocer que durante todo el proceso estuve preocupado, quiero decir, cuando lo intenté con Lindsey terminé de rodillas en el excusado. Pero con Frank no pasó nada, solo un pseudo ataque de asma al terminar y es que había sido de locos. Tuve sexo con Frank. Sonreí enormemente, dudando que algo pudiese borrar esa sonrisa de mi cara por el resto del día, o la semana. Su cálido aliento chocó contra mi oreja erizándome la piel de todo el cuerpo, y luego, con voz perezosa habló.


— ¿Qué hora es? —preguntó, yo estiré mi mano hasta la mesita de noche y tomé el celular. Las 11.39. Mierda. A las 12 llegaría Billie a tomar desayuno y... no, no podía encontrarnos en la cama ¿O sí? No. No.


— Quiero dormir hasta mañana —bufó él rodando a la otra mitad de la cama, yo me volteé para poder mirarlo. Estaba completamente desnudo y yo también.


Suspiré fuertemente, sin poder quitarle la mirada de encima. Se veía aún más pequeño y perfecto así, completamente desnudo. A través de la sábana se podía ver una mancha de tinta en su bajo vientre, fruncí el ceño intentando descifrar qué era.


— Es un tatuaje —contestó a mi pregunta no formulada, quitándose la sábana de encima para revelar un par de palomas en torno a la palabra 'and'— me da vuelta toda la cintura, en la espalda tiene dos pistolas cruzadas y a los costados está escrito 'search' y 'destroy' —me informó mirándome a los ojos— Me sorprende que no los hayas visto anoche, pensé que habías recorrido cada parte de mi cuerpo.


Me mordí los labios, y creo que también me sonrojé. Él se rió de mi cara de perplejidad.


— Oh vamos, anoche no actuabas tan reservado —comentó soltado una carcajada. Yo sonreí también, aunque aún no entraba todavía en mi centro de confort.


— ¿Puedo preguntarte algo, que supongo es privado? —Murmuré mirándolo a los ojos, él asintió— Bien... —suspiré desviando la mirada— ¿A qué te referías con "los demás"? —Tenía la interrogante aun en mi cabeza, pero él parecía haber olvidado este comentario que había dejado ir la noche anterior. Frunció el ceño en señal de no comprender qué mierda le decía. — Ya sabes... anoche después del... del sexo oral —dije entre dientes, soy tan estúpido para hablar de estas cosas— Me lo comentaste ¿Recuerdas?


Frank seguía con el ceño fruncido, ahora se pasaba perezosamente un dedo por la barbilla, con la mirada perdida en el techo. Parecía no querer contestar o... no recordar el comentario. Estaba a punto de decirle que no importaba cuando habló.


— Ya lo recuerdo —rió haciendo una mueca—. Pues... no creerás que eres el primer hombre con quien he estado ¿Cierto? Quiero decir, te comenté que tenía un ex novio y antes de él tuve una ex novia. Además tengo 24 años, puedo tener sexo e historial ¿No crees?


Hablaba rápido y alzando la voz, completamente a la defensiva y yo realmente no sabía si reír por la incomodidad que había provocado en él o llorar porque la había cagado completamente.


— Tienes razón —dije, porque no sabía que más decir. Frank suspiró enormemente y volvió a mirarme, riendo— ¿Qué? —le pregunté intentando reír también.


— Disculpa si te espanté, es que por lo general contesto a la defensiva cuando me preguntan cosas... personales —se disculpó— ¿Desayunamos? —agregó de inmediato, poniéndose de pie en busca de su camiseta.


Yo me quedé ahí, asombrado por la rapidez con la que cambiaba de tema y embelesado por su hermoso trasero y la otra mitad del tatuaje en la cintura. Ahí estaban las pistolas ¿Cómo es que había pasado por algo un detalle tan enorme? Y una palabra vino a mi mente, como respuesta para todo; sexo.


Frank se había puesto la ropa interior y la camiseta, incluso había ido a orinar y yo seguía en la misma posición sobre la cama. Alcé la mirada y me encontré con la de él, quien afirmado contra el marco de la puerta esperaba a que yo actuara. Me sentí un idiota nuevamente y me vestí, al mismo nivel que él. El reloj marcaba cinco minutos para el medio día.


— ¿Café? —me preguntó poniendo el hervidor en su base, hice una mueca de disgusto. Realmente adoro el café, es mi otra mitad pero desde hace un par de meses me lo prohibieron rotundamente, porque es contraproducente con respecto a mi tratamiento, Más de una vez pensé en mandar todo a la mierda y beber una taza de café, pero ahora más que nunca quiero cuidarme. Quiero decir, está Frank.


— No —suspiré caminando hacia el refrigerador— Tomaré jugo de frutas.


Frank sonrió, buscando la bolsa con pan para meter un par en el tostador. Luego fue hasta el refrigerador en busca de las demás cosas y yo me quedé junto a la encimera, observándolo.


— Olvidé decirte algo —dije al ver que el reloj ya marcaba las doce, Frank me miró— Mi amigo Billie está por llegar.


Y cómo si mis palabras fuera mágicas, escuchamos la puerta principal abrirse y luego cerrarse fuertemente. Un 'Ya llegué hijo de puta' se escuchó desde la sala, miré a Frank quien sonreía incomodo, y me limité a encogerme de hombros. Era mi hermano, no podía echarlo ¿Cierto?


— Estamos en la cocina —grité hacia mis espaldas, Frank abrió enormemente los ojos. Había olvidado que estábamos en ropa interior solamente. Mierda.


En ese mismo instante él apareció por la puerta frunciendo el ceño, pero su gesto se relajó y pasó a ser de sorpresa al ver a Frank a mi lado. Era como si no pudiese concebir la imagen de su mejor amigo junto a otro hombre, semi desnudos y oliendo a sexo.


— Por una fracción de segundo creí que estabas con la zorra —dijo rápidamente— Pero veo que la compañía es mucho mejor. Billie Joe Armstrong, a tus servicios —sonrió guiñándole un ojo y avanzando a tomarle la mano, Frank la recibió con recelo— Mejor amigo, hermano y niñera de éste hijo de puta.


Miré a Frank quien simplemente sonreía nervioso, con su mano atrapada entre las de Billie. Suspiré fuertemente y hablé— Él es Billie.


— Un gusto, Gerard me ha hablado mucho de ti —sonrió al obtener su mano de vuelta.


Billie enarcó una ceja— ¿Eres el terapeuta? —Frank asintió y mi amigo lanzó una enorme carcajada— ¡Lo sabía, lo sabía! ¡Mierda, lo sabía! Gerard, hermano, es cómo esa vez en que supe que ese atraso que tuvo Lindsey en su periodo no era culpa tuya, cuando abortó ¿Recuerdas? Y luego encontraste las facturas en su cartera. Hermano, en ese momento deberías haberla mandado a la mierda.


— Billie... —mascullé totalmente rojo. Frank parecía mucho más cómodo y divertido ahora.


— Yaaa —hizo una mueca, sacándome la lengua y luego sonrió de nuevo— Adivina quien trajo hierba de la buena.


— ¿Fuman hierba? —Frank preguntó mirándonos a ambos, yo me quedé helado. No sé por qué lo seguía sintiendo como una figura de autoridad sobre mí.


— Es medicinal —me apresuré a contestar, aunque fue una estupidez. Él como mi terapeuta era el encargado de darme ese tipo de recetas y faltaban un par de semanas para mi próxima receta.


— ¿Alguien más te está dando una prescripción para marihuana medicinal? —me preguntó, atrapándome de inmediato en mi mentira.


— Eeeeh Frank ¿Cierto? —Billie intervino— Yo fui quien consiguió la prescripción —lo miré haciendo una mueca, era realmente estúpido que él recibiera una prescripción de ese tipo— Porque él tenía miedo —agregó.


— ¿Y de qué estás enfermo Billie? —preguntó Frank, aunque sonaba divertido ahora.


— Ceguera nocturna —respondió rápidamente, alzando ambas cejas para darse énfasis— Mis conos y varillas están torcidos, la hierba los corrige —agregó totalmente convencido de sus palabras. Frank suspiró fuertemente y nos miró riendo, yo reí también por la incomodidad misma. Billie se nos unió sólo para ocuparse en algo. Cuando cesamos, Frank habló.


— No es necesario que me mientan, no los voy a denunciar o algo. Además yo también fumo hierba y podría conseguirles más prescripciones —dijo tranquilamente, volteándose en busca de tazas.


Billie me miró con una enorme sonrisa de esas que gritan "Te ganaste la lotería" y yo simplemente asentí, sonriendo también. Realmente me sentía como si hubiese ganado el premio más grande de la lotería. 



Comment