Parte 5 "El detective estrella"

Capitulo cinco


El detective estrella


Segundo entrevistado cinta dos: Manuel Hoffman


Ocupación: ferroviario retirado.


Pronostico: Manía persecutoria y episodios esquizoides. Es sometido a terapia en centro recluido. No tiene antecedentes penales graves pero si está acusado de desorden y escándalo público ya que ha huido varias veces del centro para protagonizar alguna escena esperpéntica en lugares concurridos. Cree que Dios lo ha llamado para dar su mensaje y por ello protagoniza sermones apocalípticos.


Aquel hombre nunca había hecho daño a nadie, o al menos eso decía su expediente. Aun así Méndez me advirtió que la visita esta vez se haría desde el otro lado de la celda. Una puerta de acero de 20 cm. de grosor nos iba a separar del entrevistado. Ante mi sorpresa Méndez me hizo saber que su enfermedad así lo requería y aunque nunca había sido violento, eso podía cambiar en cualquier momento. Para explicármelo utilizó un símil: "este hombre es una bomba a punto de estallar, todo dice que va a hacerlo de inmediato, aunque eso tarde veinte años en ocurrir". Me pareció que entendí al instante el mensaje, por algún motivo su mente estuvo siempre al borde del colapso, pero solo el azar o cualquier motivo psiquiátrico que desconozco, habían conseguido que nunca la sangre llegara al río. La comparación me recordaba alguno de los argumentos de mis libros "tu también puedes conseguirlo, ese poder se encuentra dormido en ti, solo debes despertarlo...", claro que esa era la lectura positiva de esos "comportamientos durmientes" que todos tenemos.


Un enfermero me acompañó hasta la celda. Allí, ante la puerta se encontraba Méndez que intentaba preparar el terreno engatusando al enfermo.


- Si Dios quiere hablarle es mejor que ese periodista difunda lo que dice. ¿No cree? Así sus palabras podrán llegar a todas partes. Si ese hombre publica su libro serán muchos los que oigan tu mensaje.


No parecía que el paciente contestara y me acerqué a la pequeña ventana protegida con barrotes, Méndez se apartó esperando que yo consiguiera más de ese hombre.


- Su psiquiatra tiene razón. No le pido mucho, solo explique lo que le apetezca. Piense que le reservaré unas páginas solo para usted y no pienso censurar ningún comentario. Tiene la oportunidad de hablar ante el mundo.


Aquel hombre poco recordaba a un visionario, lo hubiera imaginado con barba, o quizá con una larga cabellera. Muy al contrario lucia un bigote perfectamente arreglado y su pelo ofrecía un aspecto cuidado. Más parecía mantener aquel aspecto de ferroviario en activo que yo hubiera imaginado en un pasado lejano. Más que lanzar mensajes proféticos daba la sensación que iba a calzarse su gorra para subir las barreras del paso a nivel en cualquier momento. Y quizá eso era lo inquietante, Méndez me dijo un día que ese tipo de enfermos, los que cruzan la línea de la moralidad y se convierten en asesinos en serie. Suelen pasar por la vida como gente normal, con aspectos comunes y vidas normales.


Méndez accionó un telefonillo al ver que Hoffman se acercaba a la puerta, este se dirigió a él con timidez, como un vendedor de biblias lo haría ante la puerta de cualquier hogar.


- No les creo...He hablado con Dios esta noche...ha estado aquí, conmigo...Me ha dicho que soy su más fiel servidor, su mano derecha. Ahora mismo podía estar en el cielo con él...o dominando este mundo...puedo escoger lo que prefiera...él se fía de mí...Aun así...prefiero estar aquí dentro...desde aquí haré que me oigan...No tardaran en venir reyes, presidentes y mandatarios de todo el mundo a escucharme...todos querrán saber la buena nueva...


- Bien...-dije esperando cazar su explicación para sacar un provecho- pues ya tiene aquí uno de los pilares del poder, la información. Para empezar no está mal, cuando publique mi libro todo el mundo lo conocerá y entonces no dude que todos los gobiernos querrán saber de usted.


- Dios no me ha hablado de usted, no me ha dicho que viniera.


- Quizá porqué Dios quiere que usted mismo escoja esa opción. Quizá es una prueba que él le esta poniendo –volvía a usar su discurso para convencerlo- Pregúntele si quiere, no le quiero ningún mal.


- Es posible que Dios no me haya hablado de usted. Los hechos del hombre no pueden estorbar la decisión del supremo. Somos insignificantes para él. No va a perder el tiempo con mis cosas cotidianas. Siendo así...quizá si no es un enviado de Dios lo debe ser del diablo...


- Si fuese así, no cree que Dios se lo hubiera advertido.


- Si tampoco sirve al maligno...no debo escucharlo. Los servidores del señor, los guardianes de su palabra también deben oír las palabras del Ángel Caído. Solo así conoceremos la forma en que actúa. Yo mismo he estado cerca del mal...tanto como para convivir con un demonio durante años... ¿Lo sabía?...


Solo asentí con la cabeza. Hoffman no se daba cuenta pero iba cayendo en mi trampa. Sin poder evitarlo iba a contarme su historia, sabía que ese tipo de gente se muere por contar su vida, es lo único que tienen. Méndez me hizo un gesto para que me acercara más a la ventanilla. Entonces yo ya había acercado mi grabadora al telefonillo. La grabadora ya estaba rodando desde hacia minutos.


- No, no tenía ni idea. ¿Dice que ha tenido al demonio con usted?


- Ellos te quitan lo que más quieres...No podían conmigo, yo era el elegido por mi Dios. Iba a enviar mi mensaje de redención al mundo y los poderes del mal habían de evitarlo. Yo desoía sus cantos de sirenas, jamás me dejé tentar por el Diablo, nunca caí en su trampa. Me ofrecieron dinero, todo el del mundo...poder...mujeres.


Nunca acepté nada de su mano...Entonces supieron que solo tenía un punto débil, una pequeña fisura en la coraza divina que el altísimo me había regalado para luchar contra el mal...mi esposa. Ella pudo escoger...como yo lo hice tantas veces...pero no lo hizo. Escogió el camino de las zarzas, el descenso al mismo infierno. Ellos se apoderaron de su espíritu para acabar conmigo y con mi misión. Por eso tenía que hacer algo...


Miré a Méndez con extrañeza y aprovechando que el paciente se tomaba un descanso y parecía recordar un episodio desconocido para mí, se volvía a un rincón de la celda, interrogué en voz baja al psiquiatra.


- ¿No decía que nunca actuó con violencia? Estoy intuyendo que este tío intentó matar a su mujer...


- Fue así, pero no lo consiguió. Eso no aparece en su expediente ya que fue considerado como un acto de violencia de género. Contradicciones de la burocracia medica. Entonces aun no se le había declarado el brote esquizoide y se enterró en los archivos policiales como un caso común de violencia doméstica. En cuanto a su ficha médica, jamás sabremos si quería matarla o solo llamar la atención, ya que como le dije nunca más demostró que pudiera hacer daño a nadie.


- Pero seguimos en la duda...sino, ¿Qué hacemos detrás de unas rejas?


Méndez no llegó a responder. El paciente se acercaba de nuevo a la ventanilla, quería seguir con su historia.


- El maligno le dio poderes...podía estar en cualquier parte sin que yo pudiera verla. Sabía lo que hacía en todo momento, a cada segundo podía conocer donde estaba. Estaba solo en casa entonces ella llegaba del trabajo...y ¡Sabia que había dicho o que había hecho...! ¿Lo entiende? Tenían cientos de ayudantes del mal sirviéndola en todo momento. Ellos le contaban todo de mí, podía leer mi mente...Un día la sorprendí hablando por teléfono, ella sostenía un papel en la mano, era el numero de su interlocutor...Fue entonces cuando la até en aquella silla del sótano...la había descubierto.


Me costó poco averiguar quien era el individuo que hablaba con mi esposa. Como no podía ser de otra manera, otro diablo en la tierra otro soldado de los ejércitos del mal.


- ¿Quién era ese hombre?


- ¿Importa eso mucho? No creo que fuera su verdadero nombre, ellos usan nombres distintos continuamente, pueden cambiar incluso de rostro. Busqué el nombre en la guía telefónica y conseguí saber que era un tal Fred Otash, pero que más da, seguramente ese nombre no le diga nada. Mi mujer se inventó luego una historia rocambolesca sobre la relación que tenía con ese hombre. Podía haberme dicho que me engañaba con ese tipo...yo entonces la hubiera creído. ¿Por qué no hacerlo? Ella no es como yo, yo seré eterno y divino, ella solo es una mortal y por tanto se puede desviar en su camino, puede equivocarse. Pero durante el juicio decidió que una mentira podía justificar sus actos. ¿Lo puede creer? Su abogado contó que ese Otash era solo un detective privado y que mi mujer hacía tiempo que sospechaba de mí y de mi comportamiento. ¿Qué había cambiado? ¡Yo siempre fui un marido fiel y atento con mis deberes conyugales, pero...! ¡Dios me había llamado! ¿Qué podía hacer? Tuve que dejar mi trabajo en los ferrocarriles y servir a mi padre. ¿Y ella no lo entendía? Es egoísta porqué es mortal y no entiende la palabra del Señor. Y ahora me quería hacer creer que ese Otash era un detective...pobre excusa. ¿Sabe? Ese hombre se mueve entre la gente de dinero. Día y noche nada en pantanos cenagosos de sexo y pecado. ¿Quieres más pruebas de que es un demonio?


- No me ha contado que pasó con su mujer.


- Perdí una batalla, solo eso. Ellos ganaron y arrancaron de mi mano la espada de la justicia. La salvaron en el último instante.


- Vaya, que llegó la policía justo cuando iba a acabar con su vida.


- No lo hice, perdí esa partida y Dios me castigó, por eso ahora debo atender sus mandatos desde aquí dentro. Es solo una prueba más, pero lo superaré, y el lo sabe.


Méndez me indicó que nos apartáramos de la puerta, era suficiente por el momento. Hoffman se ponía nervioso y una de las condiciones del trabajo era no empeorar la situación de los pacientes.


La grabadora interrumpió su chirrido de repente, la cinta había acabado justo en el instante que se oía cerrarse la puerta del pasillo donde Hoffman tenía su celda. La conversación posterior vino a mi recuerdo de inmediato, casi como una revelación...quizá tan mística como la de aquel pobre hombre.


- Un caso típico, ¿no cree? –Méndez soltaba aquella frase mientras se detenía frente a la maquina de café, antes de montar una respuesta yo ya sostenía un vaso de plástico de humeante brebaje.


- Este café es un purgante, aun así me veo incapaz de abandonar el habito. ¿Caso típico dice? No lo sé. Usted es el que entiende de eso, yo solo soy un periodista en horas bajas.


- ¿Sabe que un porcentaje alto de este tipo de enfermos creen tener contacto con entidades sobrenaturales? Sea con Dios o con el diablo, todos parece que acaban por llegar a la misma conclusión, son los elegidos para una causa que el resto de la humanidad desconoce.


- ¿No ha pensado nunca que quizá algunos de esos..."locos", estén experimentando realmente algún tipo de revelación?


- Aunque creyera en esa hipótesis, y ya le adelanto que la ciencia actual lo descarta, aun creyendo que en algún caso pudiera ser cierto no tendría la manera de demostrarlo, ya que esa revelación se daría solo entre ese "ente" en cuestión y el individuo.


- Un comentario muy poco académico. Parece más abierto a otras realidades de lo que yo creía.


- Solo considero esa posibilidad, nada está escrito del todo, siempre hay caminos por descubrir. La vida del hombre en la tierra es corta, o al menos desde que se estudia su comportamiento desde un punto de vista científico. Pero aun existiendo esa opción, ya le digo desde ahora que no es el caso de Hoffman, el si tiene un historial arquetípico. Hay escáneres cerebrales, tesis y un sinfín de pruebas que prueban que está enfermo.


- Estoy pensando en Jesucristo...


- ¿Usted también tiene una "iluminación"?


- No precisamente...Pero imagine que los hechos del nuevo testamento hubieran acontecido en el siglo XX. ¿No hubiera acabado el hijo de Dios en un psiquiátrico? Él también decía que podía hablar con Dios, que además era su padre y que podía realizar milagros.


- Es posible. De alguna manera ya sufrió el rechazo de la gente de su época, en realidad muchos lo vieron como un loco, un iluminado que duró lo suficiente como para dejar un legado y que no fue eliminado antes debido a que basaba su credo en el empleo de la palabra sobre el de la violencia. Imagino que debe haber casos parecidos al de Nazaret en la actualidad, no lo dude. Es posible que allá más de un "Mesías" poniendo en orden este mundo desquiciado, pero no creo que sea el caso de este hombre que acabamos de ver, se lo puedo asegurar. Sin tener conocimientos de psiquiatría, se puede adivinar a la legua que todo eso que ha construido en su mente es solo un argumento falso para huir de la realidad.


- ¿Y que realidad está evitando?


- Yo solo le puedo hablar de su mente, los hechos que rodearon su demencia están en su archivo policial. Pero por lo que he podido leer su mujer comenzó a dudar de él. Imagino que en principio sin motivos aparentes ya que era un marido modelico, pero pensó que sometiéndole a un marcaje a fondo podría sacar alguna información comprometedora. Ya sabe...aun dentro de un comportamiento ejemplar pueden existir manchas...una visita a una casa de citas, apuestas ilegales, un amante...


- En definitiva, su mujer se cansó del empleado aburrido de ferrocarriles y le puso un detective para ver por donde podía pillarlo. Y seguramente ahí entró en juego ese Fred Otash.


- Es posible que no pudiera aceptar que su mujer decidiera dejarlo y por eso algo en su mente cambió. Existe la probabilidad que ya tuviera algún trauma latente que aflorara con la crisis matrimonial. Aquel día que todo se precipitó ató a su mujer a una vieja silla en el sótano y la retuvo allí, luego salió en busca de ese detective.


- ¿Y luego?


- No llegó a más. Lo detuvieron frente al centro comercial. Debió de ser su primer y ultimo discurso ante las masas. Mostraba una foto de Otash recortada de algún periódico que mostraba a todos lo transeúntes diciéndoles que era "el diablo en la tierra". Luego se subió al techo de un coche y continuó predicando durante horas, entonces ya se había desatado su parte seudo mística. Al final de la tarde fue detenido y su mujer liberada tras un interrogatorio. Toda una historia que fue aderezada a su modo y conveniencia, ni siquiera puedo asegurar que ese detective existiera...


- En eso se equivoca Méndez. Si existió y además tiene razón Hoffman diciendo que se movía entre gente famosa.


Fred Otash era el personaje clave del momento por su oficina habían pasado personajes como Bette Davis, Lana Turner o Judy Garlland. O la misma Phillys Gates, ex-mujer de Rod Hudson que uso sus servicios para cerciorarse de lo que hasta el momento eran solo sospechas, el actor era un homosexual reconocido abiertamente, aunque su mujer fuera la ultima en enterarse, por los pasillos de los estudios de Hollywood todo el mundo rumoreaba que el actor recogía a chicos jóvenes en su coche después de los rodajes.


- No es mi trabajo, ya le he dicho que no soy policía, pero me llama la atención que la mujer de Hoffman contratara un detective cinco estrellas.


- Quizá compartían una herencia que solo podía disolverse en caso de infidelidad. No es el primer caso, dejar a un hombre sin su reputación es más efectivo que un asesinato. Piense que ese Otash era una moneda de dos caras, si no existía motivos para acusar a alguien podía propiciar un montaje. Puso a su servicio la solución a muchos casos pero no siempre la tarea del detective fue tan benefactora, se vio implicado, aunque nunca fue acusado directamente de nada, de la muerte del mafioso Jhonny Stompanato, amante por aquel entonces de la actriz Lana Turner. La versión policial dio entonces como culpable a la hija de la actriz, arguyendo que de madrugada había sido atacada por el mafioso. Años después Otash confesó en su lecho de muerte que había sido el mismo quien arrancó el puñal de cadáver para entregárselo a la adolescente.


Pero cuando realmente forjó una leyenda y su nombre apareció en todas las conversaciones conspiranoicas fue en el caso que en el que se vio implicado en la casa blanca. Marilyn Monroe necesitaba un seguro de vida y viendo como sus relaciones con los hermanos Kennedy podían terminar con un triste final, decidió utilizar los servicios del afamado detective. Este colocó micrófonos por toda la casa, llegando a sí a grabar escenas sexuales con Bob Kennedy y se dice que incluso el mismo momento de su muerte.


Pero Otash aceptó ese trabajo con las miras puestas en otro lugar. Aquellas grabaciones habían de ser para otro cliente, que no era otro que el magnate Howard Hugues que andaba obsesionado con recoger información suficiente para desacreditar o chantajear a los disipados hermanos Kennedy. Para ello empezó pinchando la casa que Meter Lawford, cuñado de los Kennedy tenía en Malibú, ya que esta era el lugar secreto de reunión que Monroe usaba con JKF y posteriormente con su hermano. Unos documentos salidos a la luz, ya en el siglo XXI vienen a explicar que en su faceta de doble-agente el detective llegó a espiar a su propia clienta Marilyn Monroe e incluso pudo grabar el momento de su muerte y una discusión ocurrida horas antes en la que se verían implicado Robert Kennedy y el mismo cuñado Peter Lawford.


- Lo veo muy puesto en el tema Walls.


- Es mi oficio. Usted cura las mentes yo me informo de lo que son capaces de hacer, para bien o para mal. Y viendo este caso aun puedo sostener más mi hipótesis...


- Si sigue pensando en un montaje....le puedo asegurar que estos casos son reales, le doy mi palabra. Los he estudiado durante años.


- Yo no dudo de la veracidad de esos expedientes, es más dudo que haya un actor con unas dotes tales para la interpretación. Son casos reales si, pero muy bien agrupados...unidos entre si como las estrellas en el firmamento. Ya se lo dije la otra vez, demasiados nombres conocidos, demasiadas vidas publicas...no dude que si todo es real puede convertirse todo en un best-seller. Ni en sueños se pueden encontrar casos tan llenos de anécdotas, de pequeñas historias que de por si podrían llenar paginas enteras.


- Eso se lo dejo a usted. Mañana lo espero para el paciente numero cuatro.


- Hasta mañana pues.

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