PÉTALO SIETE



Y en esos días, soleados solo por fuera, aprendí a ver todo con otros ojos, aprendí a valorar la sombra de las nubes que impedían la luz del sol. Aprendí de todas aquellas flores, ya grandes y fuertes, que no se dejaban vencer por la oscuridad de un mal día. Aprendí de los girasoles que frente a cada tristeza me decían: "Busca la luz, niño, persíguela. Pues, aunque no la veas, allí está".


Desde aquel entonces algo dentro de mi fue distinto, con más alegría y luminosidad que antes. Descubrí que todo ese tiempo, solo estaba creciendo, pero no floreciendo. Entendí que si se crece es con el viento en contra, y que todo mal que venga, tendrá que irse.


No soy un girasol, no por completo, pero he aprendido con el tiempo a ver la luz donde el resto ve oscuridad. Y me tocaba ver luz en mi mismo, después de todo.


"Busca la luz, niño".

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