PÉTALO OCHO

Las personas, como las flores, pasan por tu vida dejando algo que guardar, y se torna experiencia y aprendizaje, sea bueno o malo. Todo acaba siendo suma, incluso después de haber sido la peor resta.


Me tocó entender todo esto cuando, por primera vez, conocí una flor que se unió a mí, en un intento de descubrir lo que era el amor verdadero. Y así lo creí, pues días soleados junto a esa flor no faltaron, sin embargo, uno de esos días, el último que la vería, para ser preciso, algo más se hizo grande dentro de mí.


Ver a la flor que quieres, aquella que prometía estar en el mismo ramo contigo y no fallar, creciendo y floreciendo junto a alguien más, por un lado, rompe el alma, pues la sensación de insuficiencia ataca y no logra irse, no tan fácilmente.


Pero, por otro lado, te enseña que a veces alejarse hace bien, significa crecer y madurar. Y allí fue que pude ver con claridad que...


"Alejarse de una flor para permitirle florecer, también te hace florecer a ti".

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