Capítulo 10: Conociendo a la suegra

-Yashiro-chan se encuentra en la enfermería-


En el momento en que escuchó al presidente estudiantil decir eso, se echó a correr con todas sus fuerzas hacia la antes mencionada. Comenzó a sudar por el esfuerzo previo y el estar corriendo sin parar en aquellos largos pasillos, su corazón no dejaba de latir fuertemente, casi pareciendo como si se fuera a salir de su pecho.


Se quería convencer que nada malo estaba pasando, que en realidad Yashiro solo cometió una torpeza sin importancia y probablemente solo se hizo una cortada, o en el peor de los casos, se ha hay caído y hecho una raspada en la rodilla o en el codo, pero algo en su consciencia le gritaba desesperadamente que lo que sea que le haya pasado a la chica, no era cosa ligera.


Ya iban a mitad de año, y ha sido tan difícil tener que ocultar aquello que lo hacía desvelarse por noches enteras pensando en ella, o aquello que lo empujaba a oler su pelo durante clases, a revisar cualquier movimiento que la chica haga, a ese desgarrador impulso de querer abrazarla con todas sus fuerzas y decirle Te amo una y otra vez hasta que se cansara de decirlo, probablemente nunca lo haga si es que llega a hacerlo.


Recuerda de repente la primera vez que la conoció, ella era una niña de alrededor de 9 años, su cabello era peculiar por ser blanco y tenía unos grandes ojos. La curiosidad en él llegó cuando ella y su mamá llegaron de improvisto en el vecindario, y así como llegaron, se fueron sin decir mucho. Pero para él, ese pequeño contacto que tuvo hace años cuando se preguntaba porque su querida vecina se había ido de repente, era lo suficientemente grande para recordar su nombre y que la curiosidad le carcomiera al cuestionarse de donde venía y porque tardó tantos años en volver.


Cuando la vio el primer día de clases, fue como si el flechazo de Cupido hubiera dado en el clavo de nuevo, días después la reconoció como su pequeña vecina de hace años, pera al no ver reacción por parte de ella, decidió dejarlo así. Pero, es que controlarse ya era muy difícil para él.


Algunas veces veía expresiones de preocupación en su rostro, pero aunque él le pregunte que pasa y ella le conteste que nomás es por los exámenes, sabía que existía algo mucho más profundo detrás de eso.


Sin aire, llega a la enfermería y busca desesperadamente la camilla en donde se encontrara la chica. Claro, creyó que ella lo recibiría con una sonrisa avergonzada con un leve sonrojo en sus mejillas por su verguenza al verse en tan penosa situación mientras se disculpaba por preocuparlo.


Que tonto había sido al creer semejante estupidez.


Lo único que observó al encontrarla fue su cuerpo acostado en la camilla, tenía los ojos cerrados , se veía mucho más pálida y su respiración era más lenta de lo normal. Pero lo que le hiso alarmarse más fueron los numeroso cables que se encontraban conectados a ella y un aparato, del cual desconocía su función, a su lado, como si fuera sacado de esas series de hospitales que tanto le gustan a su mamá.


Pasó varios minutos allí, estático, sin siquiera darse cuenta del tiempo, ni de las incontrolables lágrimas que caían por sus mejillas, su cuerpo temblaba sin poder controlarse y sus ojos se tornaron oscuros y vacíos como si hubiera caído por el abismo.


Lentamente y recuperando poco a poco el control de su cuerpo, dio unos pasos y al quedar a un costado de la camilla, cayó de rodillas y abrazó el cuerpo de la chica.


De cierta manera le tranquilizaba que siguiera respirando, pero nunca había visto a una persona en ese estado, por lo que su conciencia de adolescente le hizo pensar lo peor.


Pasó horas horas en esa posición, no quería irse a casa sin antes saber que la chica había abierto sus ojos y darle la seguridad que al día siguiente estarían pendejeando como siempre lo hacían.


Tan absorto estaba en sus pensamiento que, ignoró lo que pasaba a su alrededor, por lo que no sintió cuando una mujer albina llegó a la enfermería de manera apresurada y que mostraba una gran preocupación al ver a su hija acostada en esa camilla, y que habían utilizado el equipo que tenía previsto por si una emergencia se presentaba.


-Hey...- sintió como una mano se posaba en su hombro y lo movía un poco para que prestara atención, Volteo su mirada y miró a la mujer que le daba una sonrisa nerviosa.


-Hola, soy Alice Tobata, la mamá de Nene-chan, ¿eres su compañero de clases?- abrió la boca para responder, pero sintió su garganta muy seca que solo se limitó a asentir.


-Ya veo...etto...¿podrías hacerme el favor de ir por sus cosas? Por el momento debo cuidar de ella así que no puedo ir- le pidió de forma amable. Amane asintió varias veces para después, salir corriendo de la enfermería hasta su salón. Ahí se dio cuenta de cuanto tiempo había pasado, el atardecer ya estaba puesto, y ya casi no había estudiantes alrededor.


Llegó al salón y se dirigió directo al asiento de Yashiro. Arregló rápidamente sus cosas en su mochila y posteriormente realizó la misma acción con las suyas. Ya con las dos mochilas listas, corrió de vuelta a la enfermería, tomando agua en el proceso para poder entablar conversación con su futura suegra.


Aunque no era el momento, ese pensamiento le hizo sonreír y sonrojarse un poco.


Cuando llegó a la enfermería, sintió que su corazón pudo volver a latir de nuevo al ver a Yashiro sentada en la camilla hablando tranquilamente con su mamá, parece que le estaba explicando lo que había pasado y su mamá tomaba notas mentalmente de las circunstancias narradas.


Pararon de hablar cuando notaron la presencia del chico y Amane práctimante, sin importarle mucho la presencia de la mujer mayor, se lanzó a Yashiro tirando las dos mochilas en el proceso, mientras la apretaba fuertemente de la cintura y daba vueltas con ella en el aire.


-¡¡Yashiro-chaaaaaaan!!- gritó alegremente apachurrando las mejillas de la chica con adoración. La mujer que se encontraba ahí, que por cierto se sentía que no existía en esa atmósfera, observaba sorprendida las acciones del chico.


Inconscientemente y por su deber de madre, debió haber alejado a aquel niño de su hija lo más pronto posible, pero algo en la mirada de él le hizo ver que verdaderamente la amaba y adoraba con todo su corazón.


Siguió observando la escena y soltó una risilla al ver la cara de su hija en blanco. No parecía nerviosa por el acercamiento, más bien, parecía que ya estaba acostumbrada. Tenía una sonrisa apenada, como si le diera pena ajena al ver a su amigo todo pegajoso.


Le dio risa que a pesar de que su hija siempre a hecho rabietas porque su príncipe azul no llegaba por ella, no se daba cuenta que aquel niño estaba loco de amor por ella. Bueno, lo aprobaba de todas formas, y esperaba que Nene se diera cuenta pronto.


Cuando las cosas se calmaron un poco (en realidad Yashiro le dio en cabezazo bien fuerte a Amane por ser una garrapata empalagosa y que respetara la presencia de su madre), Amane se presentó correctamente con su futura suegra, la señora Sakura era agradable y hasta lo invitó a cenar con ellas después de pasar por la dirección a platicar con el maestro de Nene. Obviamente aceptó de inmediato sin pensarlo dos veces.


Pero es que algo lo tenía preocupado, ¿por qué Yashiro se había desmayado así, y, por qué la escuela tenía ese tipo de aparatos? Por el momento no haría caso a sus teorías, lo importante era que su chica se encontraba bien y que podría tener cena con ella.
















Yeeeeeeiiiiii, tres capítulos, pensé que no lo iba a hacer pero, oh sorpresa, si lo logré, pronto voy a subir otros dos capítulos porque se encuentran en edición.


Espero que les haya gustado y perdónenme p

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