Capítulo II

Youngjae sonrió al entrar a su pequeño departamento. Le gustaba muchísimo vivir ahí, pues era creyente que las casas pequeñas unían más a las personas y a él le agrada el hecho de unirse más a Daehyun.


Daehyun, en sí es una persona bastante simple. Se acomoda a lo que había, y le gusta cumplir los caprichos de su novio. Es originario de Busan y por sus prácticas profesionales pudo conocer al amor de su vida, fue complicado acercarse a Youngjae porque antes era bastante tímido y le costaba relacionarse con las personas, pero cuando Daehyun llegó a su vida... Llenó cada rincón de colores, de alegría y de mucho amor.
No sabía ni cómo ni porqué —y siendo sincero jamás se lo cuestionó— pero Daehyun había llegado en el momento adecuado y sabía que era con él con quien quería pasar el resto de su vida. Claramente, su historia también tuvo uno que otro altibajo, pero cada momento amargo, cada discusión y cada situación complicada la habían superado de la mejor forma y eso emocionaba bastante a Youngjae, porque estaba más que seguro que ya no habría algún motivo que pudiese romper ese lazo tan especial que mantenía con Daehyun.


Cuando se mudó con Daehyun consideraba que había sido una de las mejores decisiones que tomó en su vida, pues era un paso sumamente importante en su relación y para sí mismo, porque realmente quería independizarse y que mejor si era a lado de una persona tan preciosa como Daehyun.


—¿Ya me vas a decir en qué piensas? —Escuchó la voz de Daehyun a sus espaldas mientras este lo abrazaba pasando sus brazos sobre su abdomen y recargando su mentón sobre su hombro derecho.


—En... Nada. —Respondió. —¿No crees que es tiempo de renovar nuestro hogar?


—¿Renovar? —Preguntó sorprendido.


—Sí. —Youngjae se las arregló para girar sobre sus talones para observar directamente a su pareja. —Unos nuevos colores, nuevos muebles, tal vez hasta una mascota nos caería bien.


Daehyun abrió la boca absorto de la propuesta de su novio.


—¿Quién eres tú y qué hiciste con mi novio? —Bromeó el castaño.


—¡Dae! —Se quejó el pelinegro soltando una risita. —En serio, creo que sería bueno.


—Si tú quieres podemos ver nuestros ahorros y ajustarnos a lo que quieres cambiar. —Propuso. —¿Si?


El menor sonrió enormemente, sin duda alguna tenía al menor novio del mundo.


—¡Sí, sí! —Abrazó totalmente emocionado a Daehyun. —Gracias, amor.


—De nada. —Besó tiernamente el cuello de su amado. —Pero mejor hablemos de eso después, estoy hambriento.


Youngjae soltó un quejido y soltó a su pareja molesto. ¿A caso Daehyun podía estar hambriento siempre cuando estaban de empalagosos?


—Eres un mata momentos bonitos. —Se quejó el menor.


—No te enojes. —Apretó una de las regordetas mejillas de Youngjae. —Sabes que te amo más que la comida.


Youngjae rodó los ojos y se soltó del contacto con Daehyun para ir a la cocina a preparar algo delicioso y rápido, más rápido que delicioso porque sabía que Daehyun hambriento y cansado era una mala combinación.


(...)


—¿Hoy también seguirás revisando exámenes? —Cuestionó Daehyun deteniéndose en el marco de la  puerta  de la pequeña oficina improvisada de Youngjae.


—Sí. —Respondió sin quitar la mirada a la hoja de papel que sostenía en sus manos. —Pero no te preocupes, iré a dormir pronto.


Daehyun arrugó el ceño al escuchar esas palabras. Sabía que Youngjae era muy dedicado a su trabajo y que a veces este sobre pasaba los límites de su relación trabajo-vida personal, y no es que fuese celoso y quisiese solo a Youngjae para sí mismo, pero cada vez que era fin de año era la misma historia; un dedicado Youngjae que se la jugaba más en su papel de profesor que de pareja de Daehyun.


—Amor... —Suspiró el castaño. —No vengas tan tarde a la cama, ¿quieres?


—Te lo prometo. —Aseguró el pelinegro tomando un bolígrafo y poniendo cosas sobre la hoja.


Arrastrando sus pies, Daehyun llegó hasta un lado de Youngjae para besar su mejilla y acariciar su suave cabello.


—Descansa. —Sonrió Youngjae al tacto de su pareja.


Daehyun también sonrió y en segundos había abandonado la oficina de su pareja para dormir.


El pelinegro de nueva cuenta mantuvo toda su atención a los exámenes de sus alumnos. En sí, eran exámenes diagnósticos que hacía constantemente a sus alumnos pero le gustaba detenerse a revisar cada uno meticulosamente porque esa era su fuente de saber en qué fallaban más sus alumnos, y además de ello, ver qué alumnos tenían más fallas para ayudarlos.


Trazó sobre la hoja un dos encerrado en un círculo. Analizó de nuevo el número de aciertos para comprobar que era la calificación correcta, pues había sido la puntuación más baja que asignaba. Dirigió su mirada hasta el inicio de la hoja para saber a quién era el propietario del examen y recomendarle ir a clases de regularización pero cuando sus ojos leyeron un “Kim DaHyun” su cerebro rápidamente entendió todo, tal vez ella estaba tan estresada con el tema de su embarazo que había descuidado sus estudios. Entendía que era algo comprensible y más para una chica de su edad.


Dejó el examen sobre la pila de los exámenes “ya revisados” y tomó su lista para buscar el nombre de su alumna y colocar la calificación lograda.


De nueva cuenta iba a tomar un nuevo examen para calificar cuando un pensamiento llegó a su mente... ¿En serio abortar sería una buena decisión?


Ya había hablado con Dahyun sobre el tema, y él debía de respetarla, pues ella tenía todo el derecho de ejercerla, pero aún no comprendía todo. . . ¿En verdad lo habría reflexionado bien? ¿O solo era un simple solución?


J


amás se había posicionado en esa situación, pero estaba seguro que él si se detendría a pensar en todo. En él, en el bebé y en Daehyun. Sabía que no era la mejor persona para hablar sobre ello, sin embargo, él tampoco se sentiría lo suficientemente preparado para formar una familia, ni siquiera sabía si eso estaba en sus planes a futuro.


Hizo una mueca y dejó todo sobre su escritorio. Se puso de pie y caminando con pasos cortos y lentos, salió de su oficina apagando las luces y cerrando la puerta.


Llegó hasta su habitación y entró para prepararse para dormir. Con cuidado de no hacer suficiente ruido para despertar a su novio, se colocó un pijama de color marrón y se recostó en su cama a un lado de Daehyun.


Al sentir el movimiento y unos brazos a su alrededor, Daehyun despertó y juntó su cuerpo junto con el pelinegro.


—Llegaste temprano. —Murmuró Daehyun con voz ronca. —¿Quieres, por favor, venir a dormir más seguido? Es más tranquilizante para mí tenerte aquí.


Youngjae sintió sus mejillas arder. Era estúpido hasta ese momento sentirse avergonzado por las cosas que pudiese decir Daehyun, pero sentía su corazón tan lleno de amor cuando él soltaba ese tipo de comentarios.


—Sí. —Se acercó a darle un beso sobre su mejilla.


Daehyun sonrió entre labios y abrazó a su novio para dormir plácidamente.


(...)


—Amor, ya despierta. —Youngjae repitió por tercera vez acariciando el cabello de Daehyun.


—Cinco minutos. —Murmuró sin abrir los ojos.


El menor soltó un suspiro y se resignó. Si él no saldría de esa cama primero, Daehyun se quedaría ahí por siempre. Se abrió camino entre las blancas sábanas y se puso de pie con lentitud. Una vez que sus pies tocaron el frío suelo un punzada atravesó su cabeza.
Llevó su mano derecha a masajear la zona en donde la punzada había cruzado. Giró su mirada hasta su novio y este seguía con los ojos cerrados, somnoliento.


Hizo una pequeña mueca y dejó de masajear su cabeza. Sabía que no debía de mostrar señas de dolor frente a Daehyun, pues este siempre de preocupaba por él... A veces de sobre manera.
Sabía que sus dolores de cabeza eran migrañas desarrolladas por el estrés de su trabajo y las pocas horas de sueño... Lo único que no entendía, era que sus migrañas habían desaparecido hace unos dos meses atrás cuando empezó a tomar esos té tranquilizantes que su suegra le había recomendado.


Le restó importancia y caminó hasta al cuarto de baño.


—¡Daehyun, por favor despierta! —Gritó una vez adentro. —Me bañaré sin ti.


El menor inició a quitarse su pijama, sabía que Daehyun llegaría en cualquier momento. Su baño en pareja siempre era tan grato.


********


Bu~ ah, esto fue realmente una larga espera, ¿no? Lamento todo, realmente pensé que la universidad me daría tiempo de escribir, descansar, tener vida social, dormir y todaaas esas cosas, pero no fue así y ahora me la paso más tiempo allá que en mi casa *sad*... Pero bueno, antes que todo quiero que sepan que este y otros dos capítulos tratarán sobre la relación daejae acá tranquila, peronismo no se desesperen... Llegará a tiempo el tema principal de la historia. No sé cuándo me vuelva a dar tiempo de corregir el siguiente capítulo, so, espero que al menos en finales de este mes pueda publicar la mitad de esta historia y terminarla debidamente en semana santa. 💕 Bueno, ya después hablaré sobre ello, por ahora... Gracias por leer hasta acá —y por la larga espera—, prometo recompensarlo.
Xo, Jaz.

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