sueño humedo


Tampoco pude evitar que mis ojos bailaran con los labios de aquella mujer mientras hablaba, todo ruido sonoro se opacaba lentamente,  seducida por la carnocidad de sus labios me acerque lentamente hasta acariciar sus tibios labios rojos con mis temblorosos labios, conocí la temperatura de su saliva, mis manos jugaron a acariciar sus manos, su cuello, sus mejillas, su cabello, su cuerpo parecia querer juntarse con el mio; el beso cambió algo en mi y desconcertada ingresé por aquella puerta blanca y de metal oxidado, sin saber bien lo que iba a encontrar del otro lado.

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