Cap. 3 (Parte 2)

Salimos del cine y comenzamos a andar hacia nuestras casas. Ahí dije:




-Bueno... Te contaré el porqué pienso eso.


-Sí, estoy impaciente por saberlo.-Dijo.


-Pues... He tenido tantas decepciones en mi vida que no quiero volver a sufrir más. Porque dicen que el amor duele a veces, y quiero alejarme de eso.-Comenté.


-Pero... ¿Qué crees que es el amor?-Me preguntó.


-El amor es amar a una persona sin importar cómo sea ni lo que suceda.-Respondí.


-Vale, veo que lo sabes. Pero... ¿Si esa persona te ama, por qué te iba a hacer daño?-Me dijo.


-Porque el amor, como cualquier otra cosa, se acaba. Nada dura para siempre.-Respondí seriamente.


-¿Y dónde has visto tú eso? No sabes con certeza si eso es verdad o si alguien se lo ha inventado. Debes vivirlo para comprobarlo. Ahí está tu problema, que ni siquiera lo intentas para ver si es verdad lo que dices.-Me respondió.


-Tienes razón, no lo he comprobado. Pero he podido ver como algunas personas en mi vida se iban y eso de una manera u otra también es amor. Y me hicieron daño. Temo que vuelva a pasar. Eso es todo.-Dije.


-Pero esas solo eran personas que no estaban hechas para quedarse. Solo eran para enseñarte cosas nuevas en tu vida, nada más. Por solo eso...¿Vas a dejar de luchar por el amor?-Me preguntó.


-No lo sé... Tal vez sí.-Respondí.


-Virginia... Si esa persona te quiere no te va a dejar por nada en el mundo y jamás te haría daño.-Dijo mirándome.


-Ya, pero todo puede pasar, nada es perfecto.-Respondí.


-Lo sé, sé que nada es perfecto, pero no todos te van a hacer daño. ¿Por qué no le das una oportunidad al amor? ¿Por qué te rindes sin ni siquiera haberlo intentado? En la vida hay que luchar por todo, y más por el amor, que es lo que nos mantiene vivos y unidos. El amor es a veces la felicidad de una persona, o al menos, casi toda la felicidad de alguien. Y que pienses así no es bueno, aunque lo creas. Todos necesitamos amor en nuestras vidas.-Me dijo.


Yo miré al suelo y me quedé pensando en todo lo que me había dicho. Llevaba la razón, tal vez no debía pensar así y debía intentarlo.


Le miré de nuevo y le dije:


-Tienes razón, admito que estaba equivocada.


-Yo siempre tengo razón en esto.-Sonrió.


Nos quedamos en silencio. Ya estábamos cerca de mi casa.


-Bueno... ya hemos llegado.-Dije rompiendo el hielo.


-Sí.-Dijo él.


-¿Quieres... entrar?-Pregunté.


-No, no quiero que pienses que quiero algo "especial" contigo.-Dijo riendo.


Yo le miré y le sonreí. Él me sonrió también.


-Oye... solo quiero que me hagas un favor a mí y a ti misma.-Me dijo.


-Vale, ¿cuál?-Respondí.


-Que cambies tu forma de pensar sobre eso y que dejes de tener miedo de lo desconocido. Y que nunca, pero nunca, dejes de luchar. ¿Vale?-Dijo.


-Está bien, gracias.-Respondí sonriente.


-No me agradezcas nada.-Dijo.


Yo le miré, él también lo hizo y ambos sonreímos a la vez. Nos quedamos en silencio, mirándonos; sobraban las palabras. Era la primera vez que no me incomodaba estar en silencio mientras me miraban, me gustaba aquella sensación. Fue ahí cuando me di realmente cuenta de que lo desconocido no es tan malo a veces y que tener miedo nunca era una buena opción, y mucho menos, huir de los sentimientos desconocidos.







Comment