Cap. 2

La mañana siguiente, me levanté temprano. Fui a desayunar y me vestí, como cada día hago.




Como el día anterior, decidí ir a leer más. Cogí mi cuaderno y mis cosas, y me fui.


Era muy temprano, así que no pasaban muchas personas.


Esta vez me llevé un pequeño taburete para sentarme, ya que me cansaba de estar de pie.


Me senté y esperé a que hubiera más gente, ya que no eran ni las 10 de la mañana. Saqué mi móvil y miré mis redes sociales mientras pasaba el tiempo. 


De pronto, un chico pasó por aquella vacía calle y se dirigía al bar que estaba justo en frente, a unos escasos pasos de mí.


Me miró y entró al bar. Tengo que admitir que era un chico muy guapo. Pero no me fijé en él, seguí mirando mi móvil.


Cuando vi que la calle se empezaba a llenar de gente, me dispuse a continuar leyendo por donde lo dejé el día anterior.


Pasaron sólo unos minutos y ya había gente a mi alrededor escuchándome atentamente. Entre todas las personas había una chica casi de mi edad y me supuse que era Lucía, la chica de la que Carmen me habló ayer.


El chico que un rato antes había entrado en el bar, se quedó en la puerta escuchándome también. Él me miraba detenidamente, eso me ponía nerviosa. Nunca nadie me había mirado así. Por lo tanto no estaba acostumbrada.


Una media hora más tarde, decidí acabar con mi lectura.


Agradecí de nuevo a todos por escucharme, ellos me sonrieron y se fueron retirando poco a poco. La chica que dije antes se me acercó, parece que supuse bien.


-Em... hola.-Sonríe.-Tú eres Virginia, ¿no?


-Sí, ¡hola! Y tú eres Lucía, ¿verdad?-Dije sonriente.


-Sí, soy yo. Mi madre me dijo que viniera y no me arrepiento de haberlo hecho. Me ha encantado.-Respondió.


-Muchas gracias.-Dije.


-¿Te dijo mi madre que escribo también?-Preguntó.


-Sí, me lo dijo. Y me alegra que también te guste hacerlo.


-Gracias.-Ríe.-De todas formas no lo hago tan bien como tú.


-Bueno, eso no se sabe. ¿Tienes alguna escritura tuya a mano?-Pregunté.


-Sí, tengo una libreta pequeña en mi bolso, pero... no estoy segura de si va a gustarte...-Dijo nerviosa.


-Anda, enséñamelo. No te preocupes.-Sonreí.


-Está bien...-Dijo mientras sacaba su libreta del bolso.


Mientras ella lo buscaba, miré hacia el bar y el chico seguía allí. Intenté no perder el tiempo con eso y me centré en lo que la chica me iba a mostrar.


-Aquí tienes.-Dijo dándome la libreta abierta por una de sus páginas.


Empecé a leerlo. Trataba sobre un texto de amor. Era precioso, yo también tenía miles de páginas repletas de textos de amor, pero este era increíble.


-Me encanta.-Le dije cuando terminé de leerlo.-Y tienes una letra muy bonita. Tienes mucho talento también.


-¿De verdad? ¡No sabes lo que me alegra oír eso!-Me dijo entusiasmada.


-¡Sí!-Exclamé.


-Bueno... ¡Encantada de conocerte!-Me dijo alegre.


-Igualmente. Eres encantadora, espero que podamos vernos más.-Respondí.


-Gracias. Cuando quieras nos vemos. Toma, te doy mi número de teléfono.-Me dijo.


Me apuntó su número en un papel y me lo dio.


-Gracias, estaremos en contacto.-Sonreí.


-Sí, ¡adiós!-Dijo devolviéndome la sonrisa.


Ella se fue y yo recogí mis cosas.


Cuando terminé, decidí ir al bar a beber un vaso de agua.


Entré, me dirigí a la barra y le pedí el vaso de agua al camarero. Él, mientras llenaba el vaso me dijo:


-¿Tú eres la chica que lee escrituras en frente, no?


-Sí.-Respondí con una sonrisa.


-El otro día me puse a escucharte y me emocionaron tus palabras. Sigue así.-Me dijo.


-Muchas gracias.


Me dio el vaso de agua, me lo bebí y aunque no me costó nada, le dejé propina al camarero.


-¡Muchas gracias por la propina!-Dijo.


-¡De nada!


Y me dispuse al salir del bar. Miré hacia adentro por curiosidad y el chico seguía ahí, mirándome.


Yo salí del bar.


Ya en la calle para dirigirme a casa, alguien me llamó.


-¡Espera!-Dijo.


Me giré y para mi sorpresa era aquel chico.


-Eem... Hola-Me dijo sonriente.


Casi no podía hablar, su sonrisa me inmovilizó.


-Hola.-Logré decir.


-Perdona si te molesto... sólo quería decirte que has estado genial.-Me dijo nervioso.


-Gra-gracias.-Dije nerviosa también.


-Por cierto... Soy Rubén. Encantado.-Dijo.


-Igualmente, yo soy Virginia.-Respondí.


-Bonito nombre.-Sonrió de nuevo.


-Bueno... me voy ya.-Dije.


-Vale, aquí estaré siempre para escucharte. Y si no te molesta... para charlar contigo.-Rió.


Yo reí también y dije:


-Claro, no me molesta. ¡Hasta mañana!


-Hasta mañana.-Respondió.


Me di la vuelta y continué mi camino.


No podía creer que ese chico quisiera hablar conmigo todos los días. Y tampoco que... hubiera conseguido dos amigos en un sólo día cuando no tenía ninguno.















Comment