Al día siguiente en clase de química con Severus & Lucius...

—En teoría puedo seguir así hasta el gran juego del Este contra el Oeste... ¿Cuando es, Lucy?

—No lo sé... Creo que son dos semanas.

—Bueno... No puedo dejar que Lilly se le acerque...—recibió una mirada recriminatoria por parte del rubio—¿Crees que estoy loco?

—¡Por supuesto! Para que entiendas mejor... ¡Super loco!

—Mira, no soy tonto... Se que cuando habla conmigo la imagina a ella... Pero... Son mis palabras... Se enamora de mí. De todos los millones de teléfonos en el mundo, él me escribió. ¿No es una señal del universo, Lucius?

—¿Que no seas la porrista que espera?—dice cruelmente con sarcasmo el rubio, desea que su amigo abra los ojos.

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En el transcurso de la hora de clase el pelinegro observa a Lilly, quien se encuentra en una de las mesas del frente.

La ve salir del aula enojada ignorando los gritos que le da su Profesor de química por abandonar la clase sin consentimiento. Severus aprovecha su oportunidad y pide permiso para ir al baño.

Busca por varios minutos en los pasillos encontrando a la ojiverde en el suelo, con su espalda recargada en pared y su rostro escondido entre sus piernas.

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Fue un tanto difícil convencer a Evans de ayudarlo pero lo logra ofreciendo sus tutorías.

Y esa misma tarde Severus se dirige a la dirección que le dio la chica. El de ojos ónix tiene un plan trazado y piensa lograrlo.