Cap. 4 - La Persecución

- Hannah - me llamó Amy desde la cocina - ¿Aún quieres vino?, porque puedo sacar de la despensa de mi padre, nunca está está aquí así que no se dará cuenta de que robé uno.


Cuando ella dijo esas palabras yo ya estaba ahí, apoyada en la refrigeradora, y ella adelantándose a mi respuesta sacando un vino.


- Solo medio vaso...- respondí - ...y no deberías robarle a tu propio padre.


- No se dará cuenta - dijo con frescura mirándome, sacando el corcho del vino y sirviéndome en un vaso - además, solo vas a tomar tú, yo ya dejé la bebida.


- ¿En serio? - pregunté sarcásticamente y quitándole el vaso lleno hasta la mitad - lo dice alguien que bebe vino a escondidas en plena clase cuando el profesor se voltea.


- ¡Oye! - exclamó y luego me sacó la lengua - eso se llama envidia, estás envidiosa de que yo haya dejado la bebida y tú no puedas hacerlo.


- ¡Uy si! - dije sarcásticamente y dándole un sorbo al vino - no te va a durar mucho vas a ver, te acordarás de mí.


- Por ahora... - dijo dirigiendose a mi costado y sacando un bidón de leche chocolatada fresca - ...ésta será mi bebida, ¡Me emborracharé con lechita!


Nos empezamos a reir , brindamos y cada una tomamos nuestras bebidas embriagadoras.


- No voy a regresar - dijo Amy tranquilamente mirando el suelo.


- ¿Qué? - pregunté sonriendo, bastante confundida - ¿De donde no vas a regresar?


- De Europa - respondió mirándome - Hannah..., iré allá y me quedaré a vivir con George, en Europa...


¿Desperté?


Está todo oscuro..., ¿Qué fue eso?...,era otro sueño..., solo otro sueño.


He tenido estos sueños una y otra vez, y cada vez me siento mas lejos de mi cordura, estoy empezando a no saber diferenciar entre la realidad y la fantasía; mi corazón se acelera, mi cabeza estalla y sudo incontroladablemente, esto se está saliendo de control.


Salgo de mi cama, voy al baño y miro mi reflejo en el espejo, ¡Dios!, sí que me veo espantosa, tengo los ojos rojos y la cara completamente pálida; son la 1:45 am y me da miedo irme a dormir por miedo a no despertar...


-No esta reaccionando, diablos, se nos va, ¡vamos!, ¡despierta!, una vez mas..., uno, dos, tres...


¡despejen!...


¿Qué fue eso?, es mi celular, pero ¿que?..., ¿Cómo pueden ser las 8:30 A.M.?, ¿En que momento regresé a mi cama?, ¿Cuándo me quedé dormida?.


- ¿Diga? - Contesté el teléfono


- Buenos días - habló una mujer con voz muy suave y mecanizada, típico de las secretarias - llamo de parte del Dr.Steven, quiero confirmar la consulta de hoy...


- ¿Consulta?, ¿Cuál consulta? - pregunté confundida.


- ¿Es usted la señorita... - hizo una ligera pausa - ...Hannah Smith?.


- Hannah Smith... - susurré


- Mire, eh... - contestó más confundida que yo - no sé si es que estoy hablando con la persona indica.


- Sí, sí, soy yo - exclamé rápidamente.


- Bueno, lo hubiera dicho antes - contestó aliviada - su sesión empieza a las 10:00 A.M. por favor no se retrace.


- Eh, disculpe, ¿Me podría decir que clase de consulta es?


- Sí, psiquiátrica - respondió con mucha frescura.


- ¿Psiquiátrica? - exclamé exaltada.


- A sí es - dijo la secretaria - por favor no llegue tarde.


- Espere - dije antes de que terminara de hablar - yo..., no recuerdo haber pedido una consulta


- Bueno, según mis registros, usted está en la lista de pacientes desde ayer - dijo calmada, como si hablar con personas que no se acuerdan lo que hacen lo hiciera todos los días - , ha sido trasladada por el Lic. Tomás Bustamante. Lamentamos avisarle muy tarde, pero el Lic. Bustamante hizo el papeleo muy tarde y por eso tuvimos que avisarle muy tarde.


- No se preocupe, allí estaré, ¿Dónde dijo que era y con quién?.


- Dr.Steven, en el centro psiquiátrico, a las 10 A.M. - me informó


- Gracias


Me tiré en mi cama dispuesta a descansar un poco, pero como temor le tengo a dormir, me cambié y decidí salir a correr antes de ir a la consulta psiquiátrica del Dr. Steven.


Me puse unos leggins, una chaqueta para el frío, zapatillas, me amarre el cabello y puse a un lado mi cerquillo; mi cabello es marrón y lo tengo a la altura de los hombros, la verdad es que me gusta mucho, resalta con mis grandes ojos, también marrones.


Salí al parque, y como ya eran las 9:00 A.M. había poca gente corriendo, casi nadie, solo una que otra pareja a punto de retirarse, así que el parque era todo mío. El lugar era algo retirado y la siguiente avenida transitada estaba un poco lejos, así que daba algo de miedo estar ahí sola, pero tenía que despejar mi mente y mi cuerpo.


Empecé a calentar un poco: flexionar las piernas, estirar los brazos y mover mi cabeza de un lado a otro. Puse el cronómetro en marcha y corrí con todas mis fuerzas; una, dos, tres, cuatro y cinco vueltas, necesitaba urgentemente olvidarme del dolor emocional que sentía y acordarme de esa noche, esa maldita noche que mi cerebro borró automáticamente sin mi consentimiento, quería correr hasta sentir dolor, sentir siquiera un poco del dolor que siente el padre de Amy en estos momentos por causa mía.


Iba por la quinta vuelta cuando mi cuerpo se rindió, estaba exhausta, sudada, jadeando y tomando bocanadas de aire con mis manos sobre mis rodillas; saqué el cronómetro de mi chaqueta y lo miré: 10 minutos 15 segundos. Tengo que reconocer que no hago mucho ejercicio, mi vida es bastante sedentaria, pero pese a mi falta de voluntad, tengo un buen cuerpo, se llama "genética" o mejor dicho "suerte", suerte de tener unos maravillosos genes que me hacen lucir bien sin el más mínimo esfuerzo.


- Ya falta poco - me dije jadeando - tengo que terminar la última vuelta.


Cuando alcé la mirada ví a un sujeto parado al final de mi recorrido, vestido completamente de negro y con la cara cubierta por un pasamontañas, lo cual hacía que solo se le vieran los ojos. La verdad es que no hubiera tenido tanto miedo de no haber visto que me estaba observando y dirigiéndose... hacia mí.


"Corre", susurró mi subconsciente, pero mis piernas no respondían, estaban totalmente paralizadas, "corre" dijo mas fuerte, "corre", "corre"; y entonces, ví claramente como de su pantalón negro sacaba un arma, "HANNAH, CORRE". Salí corriendo del parque, con todas las fuerzas que me quedaban al escuchar el estallido del arma en uso; era como estar dentro de una película de matanza, pero la muerta sino corría iba a ser yo.


Tenía que llegar a la avenida más transitada, ahí iba a estar segura, eso esperaba al menos; nunca había experimentado esa sensación, la de temer por mi vida, y nunca debería haberla experimentado, ¿Por qué tenía que pasarme esto a mí?, ¿Desde cuando huyo para preservar mi vida?.


Escuché múltiples disparos y varios de ellos estuvieron a punto de alcanzarme, el ruido era muy estridente y pese a ir corriendo con las manos en mis oídos, chasquido tras chasquido iban asesinando mi audición.
Me escondí detrás de un contenedor de basura, rogando y pidiéndole al cielo que no me encontrara; tenía ganas llorar, pero si lo hacía, empeoraría más las cosas. Aguanté la respiración al sentir unos pasos cerca de mí, se acercaban más y más esas aterradoras pisadas a medida que avanzaba el sujeto, "No" dije moviendo mis labios y sin emitir sonido, "No quiero morir, por favor"; cualquiera que me hubiera visto en esa situación se hubiera compadecido de mí: detrás de un contenedor, sentada, con las manos en los oídos y mirando el cielo, rogando a que aquel sujeto no me encuentre.

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