Después de la revolución francesa

¡Buenas! En esta oportunidad un resumen histórico, sobre uno de los cambios de moda más impactantes de la historia europea.


El siglo XIX europeo es uno de los más apasionantes de la historia mundial. ¿No son encantadoras o cautivadoras las historias ambientadas en esta época? Las luchas, los idiomas, los amores, las situaciones gubernamentales, todo tenía otra perspectiva que es interesante trabajar; pero para estar bien ubicados en este espacio-tiempo, la moda del mismo es muy importante de investigar.


Si estás pensando crear una historia en alguna parte de la bella Francia, luego de la famosa revolución del siglo XVIII, una pequeña ojeada a este texto puede ayudarte.


Uno de los grandes acontecimientos transformadores, que marcaron las perspectivas del mundo y dejaron su huella, fue la Revolución Francesa. Siendo el acontecimiento más importante del siglo XVIII en Europa, no solo generó cambios socio-políticos, también los generó en la cultura y, por qué no decirlo, en la moda.


A principios del siglo XIX, las industrias textiles fueron creciendo en países como España, Francia, Inglaterra, Estados Unidos y Japón. Generalmente, antes de la revolución, los vestidos y trajes de la nobleza o la burguesía solían mandarse a hacer por los sastres artesanos; en cuanto a los sectores más desprotegidos, la clase popular, que no contaba con el recurso económico para pagar los vestuarios, optaban por hacer sus propias prendas en casa.


En Francia, después de la caída de Enrique XVI, y ya sin la presión monárquica, las textiles comenzaron a crecer industrialmente. La demanda era mayor, y los grandes vestidos, llenos de encajes volados y decoraciones, o los llamativos sombreros de día, fueron simplificándose. La moda femenina cambió a telas más ligeras en las faldas y camisas, que ayudaban a la movilidad en el trabajo de las obreras, lo que supuso uno de los cambios en detalles más notables.


La nobleza ya no imponía el estereotipo de estilo adecuado para presentarse en sociedad, y los sectores populares se mostraban cómodos con las nuevas vestimentas. La seda, que era solo para los nobles, era menos deseada y fue reemplazada por materiales como el algodón y la muselina.


Como ya mencionamos, estos cambios de simplificación llevaron tiempo, puesto que era la imagen de la persona la que cambiaba, era definir si eras parte de la nobleza o la burguesía, o solo campesino. Poco a poco la moda fue rompiendo ese estereotipo establecido.


Recordamos un poco el final el siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, durante la Revolución: las damas de clase alta solían tener ropas costosas y llamativas, incluso vestidos de noche con exagerados detalles, con mucho escote. En sus pies calzaban botitas o zapatitos, mientras que en sus peinados en alto portaban joyas por todo el cabello. Las de clase media, también usaban vestidos, pero de materiales menos nobles y con pocos detalles.


Sin embargo, retomando ya el siglo XIX, entre ambas clases se había puesto de moda los vestidos corte imperio, que se caracterizaban por lucir un estilo más ligero y sencillo, pero no quitaba su delicadeza y feminidad. Tenían un corte de marca bajo los pechos, que al mismo tiempo le daba soporte a estos. Los escotes seguían siendo vistosos, aunque menos exagerados. El vestido tenía caída larga terminando en una pequeña cola, dejando suelta la cintura sin entallar la figura, sin forma.


Incluso en la presentación masculina, donde abundaban los grandes sacones con cola, las capas y galeras o los peinados bicornio, así como las botas o botines de hebilla, fueron mutando a camisas más ligeras y pantalones más anchos, dándoles más movilidad, usando también zapatos cómodos para el trabajo. Y aunque el impacto en los peinados era menor, por un largo tiempo siguieron estando de moda los peinados tricornio.


Este cambio realmente comenzó durante la Revolución. De hecho, tenía una representación socio-política de la mano de los Sans-culottes (sí, leíste bien), quienes comenzaron a desligarse de la moda noble por la parte baja, reemplazando los calzones y medias de seda con estos pantalones largos y sueltos.


La ropa tenía mucho que ver en la ideología política del momento. Se dejó de usar en su mayoría las ropas de sedas, elegantes y de colores vibrantes y llamativos porque se creía que eso les hacía simpatizantes del régimen monárquico y era anti-revolucionario. Y para la época donde se había creado la guillotina, cualquier sospecha en contra de la revolución de clases era motivo de muerte.


Volviendo al tema de la moda, con algo de investigación para profundizar, para diferenciar al otro bando desde las ropas, tenemos a los incroyables (increíbles) o meveilleuse que pertenecían a una sub-clase de la aristocracia de París en la época del Directorio (penúltima forma de gobierno adoptada por la Revolución).


Se caracterizaban por su manera de protestar a través de la forma, exageradamente llamativa, que tenían de vestirse, lo que les servía para identificarse entre ellos con otros supervivientes después del periodo de La Terreur (El Terror), donde habían sido guillotinadas, colgadas o ejecutadas alrededor de 17.000 personas; otras 12000 se creía que siquiera tuvieron un juicio o que murieron en las prisiones; y otras tantas sin especificar. Todo eso dejando un total de aproximadamente 35.000 a 40.000 muertos.


Los incoyables (adoptaron este nombre a propósito para no mencionar la "r" de "révolution"), brotaron con un nuevo régimen de lujo, decadencia y tonterías. Sus modas, hoy en día, se considerarían totalmente ridículas y hasta dañinas o lamentables; como los vestidos de invierno de las mujeres, totalmente ligeros, transparentes y sus sombreros, repletos de flores o decoraciones de colores vivos.


Ellas, usaban vestidos finos y diáfanos de estilo griego clásico, sin corsé. Los hombres, por su parte, eran de usar cuellos extremadamente altos, solapas grandes dobladas hacia atrás, chalecos de colores chillones, corbatas anchas, calzones, y el cabello corto en los hombres devolviendo los bicornios.


Esa era su manera de expresar el desacuerdo político con la revolución, como ya hicieron los jacobinos, comenzando con los Sans-culottes. Por largo tiempo, los accesorios costosos como el corsé, los guardainfantes y las armaduras desaparecieron.


Sin embargo, incluso este sector terminó por cambiar ese tipo de moda loca, y las mujeres volvieron nuevamente a los tejidos de aspecto natural, cinturas altas, mangas cortas, corpiños pequeños y escote redondeados, con bolsos pequeños y graciosos volviendo así a la moda compartida de los vestidos corte imperio. Para los hombres, volvieron los chalecos y sacos largos. Aunque realmente, para la corte el traje de los hombres poco había cambiado.


Y este fue el pequeño resumen sobre la moda después de la Revolución Francesa. Recuerden que para los amantes de las novelas históricas, los pequeños detalles realistas y correctos son oro.


Entrada realizada por: Tsuyu7w7Emi  



¡Saludos!

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