Sin un fin.....


Mi querida Luna, desde lo alto del cielo he admirado tu belleza con devoción silenciosa.

Cada noche alzabas tu faz serena sobre los mares que yo calentaba en el día, iluminando con tu argenta luz el sueño de la Tierra. Y yo, desde mi trono celestial, contemplaba embelesado tu viaje nocturno.

Ahora el destino nos ha reunido de un modo irónico, en esta especie de eclipse donde nuestros roles se invierten. Quiero aprovechar la ocasión para decirte lo que llevaba guardando por siglos en lo hondo de mi espíritu ardiente.

Eres mi musa de plata, la inspiración de mis llamas. Tu faz cambiante y misteriosa me seduce, al igual que tu sosegada compañía en las largas noches. Sé que nuestros roles nos impiden estar juntos, pero quería que supieras que eres dueña de mi devoción desde el alba hasta el crepúsculo.

Ojalá este eclipse no sea el único momento en que podamos encontrarnos más allá de nuestras funciones. Guardaré en mi núcleo incandescente la esperanza de que, aunque sea un instante, podamos contemplarnos de cerca y confesar nuestro amor mutuo. Por ahora, solo me resta admirarte desde la distancia y anhelar tu regreso nocturno.

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