Capítulo VIII: Réquiem



Y sonaba aquella triste balada,


Mientras de su cuerpo brotaba y brotaba sangre.


Lo extraño, es que a mí me deleitaba ese acto.


¬MK,2019¬


Tratando de evitar esa escena, corrieron rumbo a la iglesia, cerca de las ruinas de un templo que era utilizado para sacrificios humanos en la antigüedad, y, que ese día, había cumplido su cometido.


En una especie de caseta cerca de las ruinas, pudieron observar una pequeña silueta, a la cual decidieron acercarse para comprobar si era alguno de los familiares de Doña Concha, y efectivamente, estaban tumbadas, madre e hija con una mirada de pavor plasmada en sus rostros y con un episodio de temblores que parecía que un gran movimiento telúrico estaba sucediendo dentro de ellas.


Al observar a los chicos, la madre suplicó por su vida y la de su hija, pidiendo con lágrimas en los ojos, que no les hicieran daño, los jóvenes les explicaron la situación y rápidamente se incorporaron para regresar a la casa de Doña Concha.


Regresaron por el mismo camino, tratando de evitar que la pequeña observara aquella escena tan trágica, sin saber que la niña, había sido testigo del asesinato de cientos de protestantes a sangre fría, frente a sus ojos.


Subieron hasta los departamentos, y a lo lejos observaron que la casa, la cual era su destino, se veía diferente, mientras más se acercaban, notaron que la puerta estaba entreabierta, así que apresuraron el paso para llegar.


Al estar frente a ésta, efectivamente estaba abierta, así que irrumpieron fuertemente para vislumbrar un caos atrófico, y apreciar la falta de 3 elementos importantes, Lidia, Gustavo y Doña Concha.


Con la autorización de la madre y su hija, comenzaron a revisar las habitaciones, para llevarse la sorpresa, de que en una de ellas se encontraba Doña Concha, a medio desmayarse, lograron hacer que volviera en sí, y en su mirada había una gran preocupación.


Doña Concha: ¿¿Encontraron a mis muchachitas??


Frida: Si señora, están sanas y salvas.


Matías: ¿¿Pero, donde están nuestros amigos??


Doña Concha: y muchacho, entraron "los de guante blanco" y se los llevaron a la fuerza, a mí me dieron un golpe que me dejo muy malherida y ya no supe que sucedió con ellos.


Frida: CARAJO, debemos salir de aquí cuanto antes.


Matías: Si, claro, no podemos permanecer ni un minuto de más en este infierno.


Gracias por tratar de ayudar-Expresaron los 2 jóvenes antes de partir a una nueva calamidad.

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