COMPAÑÍA






¡Tía; Tía; ven Tía!


¡Ven rápido!


La voz insistente que demanda con fervor mi presencia, allí se encuentra, cerca de una ventana cubierta por un mar azul lleno de girasoles verdes agitado por la marea. Sus ojos demuestran cuán grande es su emoción, parecen dos rayos de sol que se cuelan por el umbral de la puerta de una habitación oscura.


¡Mira tía en el cielo hay una nube en forma de cola de sirena!


Yo, guiada por mi percepción, observo el marítimo descubrimiento.


-Si amor es una cola de sirena pero tú te refieres es a la abertura que hay entre las nubes, ese espacio azul que está ahí – le digo – señalando con mi mano.


Entonces ella sonríe.


-No tía, esa es la cola de la ballena que nada con la sirena.


-¿No creerías que estaba sola verdad?

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