Un par de tragedias |XXV|

Un grupo de compañeros de trabajo estaba almorzando plácidamente en un pequeño restaurant. Los trabajadores de Rev Moda se tomaban por fin un respiro después de una maña, como de costumbre, atareada. Hamilton, el más bajo del grupo, conversaba animadamente con Franklin mientras que las hermanas Schuyler se burlaban del pobre de Gilbert quien una vez más falló su intento de conquista. Hoy era un día especial, la más joven de las hermanas terminaría hoy su aprendizaje en Rev Moda para así poder terminar la Universidad. Por ende durante el almuerzo se realizó una pequeña ceremonia de despedida con un pastel. La joven había pasado por muchas cosas desde que entro a la compañía. Solía ser bastante torpe por lo que le costó algo de tiempo adaptarse pero gracias al encaminamiento de sus hermanas y la ayuda del resto consiguió mejorar. Aunque le dolía tener que irse en el apogeo de la compañía y es que, desde que Hamilton había llegado y que George tomo el mando, un sin mil de cambios se llevaron a cabo los cuales solo llevaron a la empresa mucho más cerca de la sima. Este año Eliza experimentó también su primer amor. Fue repentino, la verdad ni ella misma entendía porqué puso sus ojos en semejante idiota. Pero ese idiota tenía la habilidad de atraer a las personas y llevarlas a superar sus límites. Eso a Eliza la sorprendió y la llevó a querer saber más de él, quería tener esa luz para ella pero por más que lo intentó, el joven latino parecía solo tener ojo para los negocios y sus recurrentes encuentros con Jefferson. Ella ya había aceptado el rechazo del joven mas no podía evitar seguirle con la mirada justo como ahora. Eliza estaba sentada del otro lado de la meza y podía ver como el joven se reía a viva voz con su amigo. Entonces le vio tomar su teléfono aparentemente era una llamada importante puesto que no tardo en constar y de repente... toda su fisionomía cambio. Se lo veía excitado e híper animado tanto que no dudo en despedirse de la banda para retirarse. "Quien podrá ser la persona con poder suficiente para causar este tipo de reacción en el joven", se cuestionó Eliza devolviendo su atención al grupo a su lado. Burr y su hermana mayor parecían estarce llevando de perlas últimamente. Aun recordaba cuando el joven se le declaró por primera vez para ser rechazado rotundamente. "Fufu, buenos recuerdo, buenos recuerdos."


Por pura casualidad Burr también recibió una llamada telefónica más esta tuvo un efecto opuesto en él. Aarón se levantó de la mesa eufórico. Salió corriendo del lugar olvidando hasta su billetera. Angélica nunca había visto al siempre sereno abogado con tal desenfreno por lo que decidió seguirle. Burr llegó al parqueo y se fue a la carrera por lo que Angélica no pudo más que dejarlo ir y esperar para poder visitarlo en la tarde pues temía saber cuál era el problema. De regreso a la oficina la mayor de las Schuylers se encargó de informar a recursos humanos sobre la ausencia del abogado antes de retirarse de vuelta a su puesto. Ya hacían cuatro años que Aarón era padre soltero. Theodosia, su esposa, una mujer dulce y amable según Angélica, murió dando a luz a la pequeña su pequeña hija. La pobre siempre fue muy débil y al final no pudo superar el parto. Desde entonces las Schuylers se propusieron a ayudar a su amigo, principalmente Angélica quien fue íntima amiga de Theodosia. "Espero que no le haya pasado nada a la pequeña Theo, esa niña es lo único que le queda", pensó la joven de cabellera rizada en lo que tomaba el volante de su automóvil. Las calles de Nueva York como siempre embotelladas le absorbían lentamente la paciencia a Angélica quien no tenía tiempo que perder. Al llegar toco el timbre con tanta fuerza que parecería que si no le abrían seria ella quien tumbaría la puerta mas eso no ocurrió. Un cansado y desalineado Burr se presentó a la puerta. No habían pasado más de cuatro horas desde que se fue y ya se veía como si estuviese muerto.


- ¿Qué pasó? ¿Cómo esta Theo? – cuestionó mientras se apresuraba hacia el cuarto de la niña seguida por el aun preocupado padre.


- Colapso al mediodía en el kínder, los maestros no sabían por qué el médico de familia debería estar por llegar, me sugirió de mantener una compresa fría sobre su frente para intentar equilibrar su temperatura. – explicó el viudo arrodillándose al lado de la pequeña y tomando su mano. – Ya sabía que esto podría pasar dado que su madre también tenía una condición bastante frágil pero nunca había llegado a este punto. Angélica no sé qué voy a hacer. Ella, ella es lo último que me queda. No tengo familiares, Theodosia también se fue... si yo la pierdo so sé que voy a hacer. Mi pequeña Theo es la luz de mi vida Angelica si ella se va yo... Estaré completamente solo... - decía el padre mientras pequeñas y amargas lágrimas se deslizaban por sus mejillas. Para Angélica esta imagen era difícil de ver pues no lo había visto tan destruido desde la muerte de su esposa. Su amigo, siempre seria y reservado estaba mostrándose débil e impotente.


- Aaron Burr, escúchame Theo no es ella. La pequeña Theo estará bien, no puedes simplemente rendirte ahora. Ve y toma una siesta, no puedes cuidar de tu niña cuando el que parece enfermo eres tú. ¿Qué diría ella si estuviera despierta y viese a su padre a punto de colapsar? – Angélica coloco sus manos sobre los hombros del abogado y lo expulsó de la habitación. Mientras se apresuró a tomar a la niña y asegurarse de que estuviera cómoda. Luego le recogió el cabello y volvió a cambiar la compresa. Al ver que ya no podía hacer más se retiró a la sala para encontrarse con un Burr rendido del cansancio sobre el sofá. Suspiro relajada al saber que no tendría que obligarlo a descansar. Se retiró entonces a la concina y aprovechó para preparar un caldo de poyo en lo que llegaba el doctor. Era un viernes lo que quería decir que no tendría que preocuparse del trabajo el día de mañana. De la nada unos pequeños jadeos se hicieron presentes y Angélica voló, por así decirlo, hacia el cuarto de la pequeña.


- Ah...Angie – saludó aliviada la niña, aun se encontraba exhausta pero parecía estar fuera de peligro. – ¿Dónde está papá?


- Él está durmiendo pequeña, ahora no te preocupes y tú también vuelve a dormir – la consoló tomando su mano – Todo estará bien.


Mientras tanto en la empresa alguien se escabullía entre las sombras por el atelier de James. Parecía buscar algo, más a fuerza de no encontrarlo se empezó a enfadar desatando así un torbellino en la sala. Estaba aprovechando ese día para por fin levar su plan a cabo. No tenía la intención de permitir que un pequeño contratiempo le impidiese cumplir con su propósito. Siguió avanzando derrumbando cualquier objeto que le impidiese el paso y entonces lo encontró. Estaban ahí, desprotegidos como si el dueño no temiese lo que les podría ocurrir. "Que iluso", pensó para sí mismo la sombra antes de retirarse sigilosamente de la habitación.


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Ya sé subí con una semana de retraso pero no me culpen (人ε゚●). Bueno este capítulo fue como una forma de mostrar algo sobre los otros personajes quienes también merecen lucirse un poco ۹(ÒہÓ)۶. Por otro lado si, la pequeña Theo también aparecerá en este fic.


P.D: No olviden comentar y darle a la estrellita(✧∀✧)[¡En serio, comenten, los comentarios me animan a seguir!]


Atte. S2 Queen     

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