Inicio de la guerra tibia |XX|

Jefferson no sabía qué hacer con la información que acababa que pasar de sus pupilas a sus células nerviosas. Al abrir la puerta del taller de James se había encontrado con su mejor amigo sentado sobre el buró siendo besado, más bien devorado, por John Laurens uno de os amigos de Hamilton. Jefferson se sonrojo de sobremanera y como buen amigo quera retrocedió serró tranquilamente la puerta y salió a correr por patas. James y John se quedaron los en la sala nuevamente. Cruzaron miradas como preguntándose qué hacer con el de cabellos rizados.


- ¿Qué hacemos James? – preguntó el rubio.


- No lo sé John. Creo que lo rompimos. – asi los dos emprendieron camino hacia la oficina de Jefferson donde yacía un virginiano tratando de concentrarse después de lo visto. Al ver a los otros dos llegar no sabía qué hacer. James no le había dicho de su relación con John. No sabía si felicitarlo o darle el pésame porque hasta donde Jefferson sabia el chico no era todo sonrisas que digamos...Aunque pensándolo bien Madison tampoco era todo rositas que digamos "El enfermo imaginario y el cubo de hielo...Que interesante", pensó el virginiano riéndose para sus adentros.


- Jefferson veras yo te quería decir antes pero te llevabas mal con Hamilton y bueno como él era tan cercano a John temí que estuvieses en contra. Yo salía con John antes de que llegara Alexander y bueno las cosas pasaron también estuve súper ocupado con las nuevas colecciones y – antes de que el diseñador pudiera decir más el de caballos rizados se echó a reír.


- James, dios...haaaa. Relájate hombre, Si no te dejé cuando saliste del closet menos te voy a dejar ahora. – aseguró el más alto. Antes de mirar al rubio con una cara más seria – Ahora bien John Laurence, a ti no te quiero tanto asi que más te vale hacer de James el hombre más feliz de este mudo. ¿Capiche?


- ¡Si señor! – exclamó John de la misma forma en que lo hacía cuando estaba en la armada. El chico se hiso su vida allí, cuando le dijeron que ya no podría servir a la nación no sabía qué hacer. Su vida cambio después de casi morir en Afganistán. Los doctores lograron salvarlo a tempo pero el impacto lo dejo con una disfunción cardiaca aguda. Con su corazón débil sus superiores no tuvieron de otra más que devolverlo al estado de ciudadano. Pasó por el colegio comunitario y consiguió trabajo como secretario en RevModa y fue gracias a eso que conoció al hombre de su vida. Ni el mismísimo John se esperaba enamorarse de otro chico. Sin embargo valió la pena, sus días con James le hicieron percatarse de que la vida como civil no era tan mala después de todo.


- Ahora bien James, tengo que hablar contigo de algo urgente.


- ¡Oh wao! Apenas te enteras de que estoy saliendo con alguien y esta es toda tu reacción. ¡Mínimo pregunta!– mencionó de chiste el más bajo.


- James – el Jefferson tenía el rostro serio. El de verdad tenia consejo importante que pedirle a su mejor amigo.


- John – menciono Madison al fin comprendiendo que el otro ya no estaba bromeando. – ¿Me puedes dejar con Jefferson?


- Está bien, nos vemos más tarde lindo. – se despidió el rubio dándole a su novio un beso en la mejilla antes da salir.


- Ahora – comenzó Madison dirigiendo su mirada hacia el más alto. – ¿Qué pasó Jeffry?


- Paso que Franklin regresó.


- Oh eso es una buena noticia tengo que... ¿O talvez no es tan bueno? – se corrigió Madison al ver el rostro de Jefferson enfurecido. ¡El casi nunca se enfadaba así!


- Franklin regresó y conoce a Hamilton desde hace años y no solo eso a él también le gusta y el escuincle parece estar cómodo a su lado y luego esta esa cara de felicidad cuando lo vio y porqué a mí no me abraza y... - James se quedó en blanco por un tiempo. Sus neuronas trabajaban a cien mil a la hora para entender la situación hasta que comprendió lo que pasaba.


- Jeff...Jefferson... ¡Thomas Jefferson!


- ¡Presente! – respondió el chico por acto de reflejo.


- ¿A ti te gusta Hamilton no es asi? – Thomas se sonrojó por la súbita declaración más asintió apenado. - ¿Y crees que a Franklin también? – el chico volvió a asentir esta vez con llamaradas brotando de sus ojos al escuchar el nombre de su enemigo en el amor - ¿Y crees que Franklin te puede quitar a Alexander porque ellos se conocieron de antes? – otro asentimiento.


- ¿Ahora entiendes?


- ¿O sea que eres gay?


- ¿No? Bueno talvez. Yo que sé. Es que él es tan lindo y sin embargo es todo y un misterio para mí. Es como la luna sabes. Tiene un lado resplandeciente que ilumina la noche más nadie sabe que hay en su lado oculto. – James lo miraba con cara de que fuese al grano por lo que Jefferson propuso lo que él consideraba la más obvia solución - ¿Talvez soy Hamil-sexual?


- Aww. ¡Cosita! – Madison se rio como no hacia hace mucho – Jeffry hasta que te enamoras realmente de alguien. Te tomó tiempo. ¿eh? – Madison y Jefferson se conocían des el kínder. Desde el punto de vista de James, Thomas nunca tuvo problemas para obtener lo que quería. Las chicas le llovían asi que él nunca busco a alguien en específico que le gustara. Solo iba y venía con la marea dependiendo de sus antojos. Era interesante poder ver a su mejor amigo queriendo conquistar a alguien. – Ya, ya, no te esponjes que te me arrugas. Escucha esto es lo que vas a hacer. – Madison era manipulador cuando lo quería. Por lo que, si de idear planes de conquista o para separar gente se trataba, no había mejor opción. Mientras tanto en una pequeña cafetería a la esquina del edificio central yacía otro grupo de amigos conversando.


- Oh mon dieu! Jambon! Premièrement c'est Jefferson maintenant c'est Franklin, la prochaine fois se sera-moi si tu continues à séduire le monde! Non mais j'te jure t'est devenu tout un Don Juan! – bromeo Lafayette en su lengua natal la cual solo él y el caribeño entendían.


- ¡Lafayette! – respondió sonrojado el latino. – No digas pendejadas Franklin y yo solo somos amigo y que tiene el semáforo ambulante que ver con todo este.


- O hon hon hon. Tu no lo veras mon ami, mais pour moi c'est très clair – prosiguió el francés y es que desde que conoció al chico se pudo dar cuenta de que uno de sus rasgos predominantes era su falta de tacto. El chico simplemente no se daba cuenta de nada a menos que se lo dijeran directamente. A veces Lafayette se pregunta si el chico intercambió su sentido común por su inteligencia pues el chico era denso que agua del mar muerto.


Todos luego regresaron a sus puestos más Franklin se pasó todo el resto de la jornada en lo oficina de Hamilton dado que, visto que acababa de llegar, tenía el día libre. Jefferson pasó unas cinco veces la hora a ver que hacían, por más que James le hubiese dicho que se calmara el hombre no podía tranquilizarse. "Quien sabe lo que ese loco podría hacerle a mi jamón", pensaba el virginiano. James también pasó una vez a pedirle algo al latino más se fue con algo de más. Hamilton le parcia curioso el comportamiento de ambos amigos pero "Esos dos nacieron raros, lo apuesto", se dijo a su mismo soltando una carcajada. Pero por alguna razón no le molestó la constante venida de Jefferson. Tenía que admitir que el tipo le caía como piedra en su zapato pero a medida que lo fue conociendo ce dio cuenta de que no era tan malo. "Tenemos muchos puntos en común la verdad, él es tan apasionado con lo que hace, tan brillante, tan ... es como el sol", concluyo Hamilton antes de dejar las analogías de lado.


A las cuatro el latino y su amigo se fueron en metro a casa de este. Ahí Franklin pasó a visitar a Julia. Cunado Hamilton aún estaba en la universidad a la anciana le preocupaba el hecho de que este estuviera tan centrado en los estudios y no tuviera amigos. Por lo que la llegada de Benjamina fue cálidamente bienvenida. Hoy en día el Neoyorkino era como parte honoraria de la familia de inquilinos. Mientras tanto, el japonés y el italiano, que curiosamente pasaban por ahí hicieron una nueva apuesta.


- ¡Ha! Te lo dije, Franklin se queda con el ragazzo. – mencionó el italiano treintañero.


- Lo dudo, yo digo Jefferson-san es mejor pretendiente, es agradable y tiene buen físico. Además su mirada es como la del joven Hamilton – respondió el anciano – Escucha la vos dela sabiduría Marco-kun. Aunque...Si quieres apostar... No me molestaría recuperar mis 20$.


- Trato echo viejo


Hamilton pretendía tener una velada tranquila con su amigo. El chico, nerdo de closet, siempre llevaba su xBox a todos lados. Asi que el plan era jugar hasta el cansancio como no hacían desde que dejaron la universidad. Lo que Hamilton no se esperaba era que alguien más se uniría a la fiesta. A esa de las 7 sonó su timbre y a la puerta estaba...


- ¿Jefferson? ¿Qué haces aquí?


- Pues veraz, aparentemente Madison se llevó tu teléfono como una broma y no se esperaba que no te dieras cuenta. Él no quería esperar a mañana asi que lo vine a traer yo. Yyyyyy... Tomé el metro hasta aca... - mencionó el virginiano sonrojado pues desde su última salida se había propuesto el dominar el metro neoyorkino.


- ¡Eso es genial! – "Valió la pena perderse por 2 horas antes llegar", se consoló Thomas feliz de ver el orgullo en sus ojos – Ven pasa, te gustaría unirte a nosotros. Estamos jugado video juegos. Al rato te vas.


- No será mucha molestia.


- Na hombre. To como en tu casa.


Jefferson se unió al juego y rápidamente tomo dominio de los controles. El tiempo voló, los tres se divertían como púbertos en vacaciones. La fuerza de Franklin era gigantesca comparada con la de ellos dos por lo que se aliaron en su contra. Entre los dos sacaron a Benjamín del juego y este fue sentenciado a preparar las botanas. Mientras que Jefferson y Hamilton rompieron la alianza para pasar al más épico 1 a 1 jamás jugado o al menos asi lo describieron ellos. Lo que Hamilton no sabía es que Jefferson también estaba cumpliendo una misión. Se aseguró de acaparar toda la atención de Hamilton para dejarle en claro a Franklin sus intenciones. Mas el neoyorkino no tardó en hacer lo mismo por lo que la verdadera batalla consistió en indirectamente llamar la atención del latino. En eso empezó a llover por lo que Hamilton le propuso a Jefferson de quedarse a dormir.


- Venga, además es tarde. – justificaba el más bajito.


- Vamos Hami, déjalo ir. – mencionó el rubio intentando de deshacerse del "intruso". "Se suponía que me pasaría noche con Alexander. Y. Nadie. Más. Solo nosotros dos como en los viejos tiempos", se quejaba mentalmente.


- Bueno ya que insistes, está bien – Jefferson no podía dejarle oportunidades al enemigo. – ¿Dónde dormiré?


- Bueno ya que a Franklin pidió el sofá pues tendremos que dormir juntos. La cama es pequeña pero yo soy, lamentablemente, suficientemente pequeño como para que quepamos los dos.


- Bueno – mencionó Jefferson sonriendo victorioso – Vamos a dormir entonces. Buenas noches Benjamín. – a Franklin le salía humo por las orejas mas no podía hacer nada, la decisión ya estaba tomada. Por su parte el virginiano le regalo al neoyorkino su sonrisa más autosuficiente. "Ganaste esta batalla Jefferson, pero no la guerra", pensó el rubio viendo al par entrar por la puerta del caribeño. Por otro lado Jefferson se felicitaba por esta pequeña victoria parcialmente orquestada por su mejor amigo. Thomas Jefferson amaba ganar.


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Ahí se fue. Tuve un bloqueo en las últimas semanas(; ̄д ̄)por lo que aquí les entrego un capitulo el doble de largo de lo habitual. ¡Espero que les haya gustado!


P.D: No olviden comentar y darle a la estrellita(✧∀✧)[¡En serio, comenten, los comentarios me animan a seguir!]


Atte. S2 Queen     

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