Aclaraciones |XII|

Las ventas fueron todo un éxito. Los compradores de los supermercados mataban por hacerse con una con una parte del stock. Los números de la empresa se elevaron como globos de helio. Todos en la compañía estaban ocupados recibiendo llamadas, preparando contratos, haciendo cuentas. Pero nadie estaba más ocupado que el grupo que se encargaba de dirigir el total de los movimientos de la empresa.


Madison ya había comenzado a preparar la nueva colección más algo lo sorprendió y es que muchos de los clientes adinerados empezaron a pedir conjuntos de diseñador. Por eso Madisson se encontraba en esos momentos gritando por el departamento de costura. Tenía muchos pedidos que hacer y muy poco tiempo. Muligan intenta como puede de calmar los nervios del más bajo, que no parece entender que mucho café puede crear una adicción.


Burr estaba desbordado de papeles por revisar. Todos documentos que debían de ser firmados pasan por el para verificar de su veracidad. El problema es que estos seguían empilándose sobre su escritorio como copos de nieve en una tormenta. Parecía ermitaño atascado en su oficina.


Jefferson se pasaba el día de un lado a otro preparando la campaña publicitaria. Tenía que aprovechar las buenas ventas para explotar la publicidad lo más posible. Aparte tenía que comunicar con aquellos que estarían después a poner las promociones. Tenía contactos en todo, radio, televisión, YouTube, Facebook, Instagram, paneles publicitarios, las pantallas de la quinta avenida. Los tenía que contactar a todos. Esta campaña seria, según él, la cúspide de su carrera.


Washington tenía que repasar todos los papeles revisados por Burr, los proyectos de publicidad de Jefferson pasaban directamente y las cuentas económicas. Tenía que asegurarse de que todo estuviera en orden. Además era él quien personalmente cerraba los contratos con los compradores de los otros empresarios.


Hamilton por su lado parecía haberse clonado. Un momento lo tienes gritándole a Jefferson sobre los límites del departamento de Márquetin, al otro lo tienes recordándole a Madisson los trajes que le quedan por preparar y en un pizpas ya lo tienes en el departamento de fianzas tomando papeles y teniendo una amigable conversación con Seaburry sobre como organizar una hoja de cálculo como dios manda. Finalmente si no se encuentra al caribeño en ninguno de esos lugares pues debe de estar con el jefe haciendo mandados o convenciendo a los compradores a invertir más o a pagar por el transporte.


Ninguno de ellos había tenido un descanso en toda la semana más lo estaban llevando bien. A la hora del almuerzo todos ellos aprovechaban para hacer vida social, conversar y alejarse lo más posible del papeleo del trabajo. Justo como hacían en estos momentos Jefferson y Madisson.


- Aun me sorprende que estemos vivos – se burló el diseñador.


- Y que lo digas – retrocó el sureño – Es como si Hamilton y el universo hubiesen echo un pacto con el diablo para hacer de nuestras vidas un agotador remolino de papeleo y trabajo.


- Hamilton – gruñó James – A ese ni lo menciones.


- Piensa que pudo haber sido peor. Pudo haber sido un niño rico petulante y molesto. Además te ayudó con el modelaje.


- ¿Y tu porqué lo defiendes?


- Porque es cierto que es peor que un golpe en el dedo meñique pero sabe lo que hace.


- Si ya, lo que tu digas. – concluyo el más bajo ates de cambiar de tema - ¿Y cómo te va con el plan de deshacerte de tu padre y tu compromiso?


- Viento en popa amigo mío, viento en popa. Solo me fala una cosa.


- ¿Que?


- Una novia.


- ¡Tienes que estar de coña! ¿A ti te hace falta una novia? ¿A ti? – se Madisson ni se esforzó en retener la risa.


- Si a mí. Pues para que mi plan funcione necesito que la persona tenga ciertas características.


- ¿Y esas son?


- Tiene que ser de la clase media o menos. Tiene que ser inmigrante y que se note. Finalmente tiene que haber entrado a alguna universidad prestigiosa como becada. Aparte, tiene que ser directa. Alguien que no se rebaje en palabrerías ante la gente de la alte. En fin, tiene que ser una persona que sea todo lo opuesto de Sally. Alguien a quien mi padre valla a odiar.


- Jefferson tú ya conoces a esa persona.


- ¿Enserio? ¿Quién es? – pregunto con entusiasmo el sureño.


- Fácil. Hamilton.


- ¿Ah?


- Además tienes un bonus. Él es hombre y tu padre es altamente homofóbico.


En lo que Jefferson calculaba aun como es que su mejor amigo había caído a tales conclusiones un grupo de amigos aprovechaba de su almuerzo para divertirse. Estaban, como todos los días, sentados en una larga mesa conversando de todo un poco. Hablando de cómo sus jefes les daban dolores de cabeza y de cómo les iba la vida. Al terminar el almuerzo se dirigieron a su puesto de trabajo. Una vez más, mientras caminaba hacia su oficina, Hamilton se volvió a encontrar a Seaburry hablando con William. Esta vez ya estaba harto. Le valía si la curiosidad mató al gato. Esta vez esperaría para preguntarle al empresario sobre sus encuentros clandestinos. Por lo que espero hasta que los hombres terminasen con su encuentro secreto para acercarse al dueño de King.


- Señor Frederick espere. – gritó el chico.


- ¿En qué puedo ayudarlo?


- Pues vera señor. Estoy harto. Una vez cada semana me lo encuentro intercambiando de forma secreta valla a saber que información con el gerente financiero de esta empresa y quiero saber cuál es su motivo.


El empresario analizo detenidamente al chico frente a él. No sabía si decirle sus motivos o mentirle. Después de todo Hamilton era la mano derecha de Washington. Sería muy problemático que este se enterase de todo lo que George tan cuidadosamente escondía bajo capas de sarcasmo y falsedad. Por otro lado si consiguiera el soporte de Alexander, podría recuperar a Seaburry.


- Está bien, te lo explicaré pero no aquí.


El dueño de King's empujo a Hamilton hasta la salad de reuniones y serró con pestillo. Tomaron asiento uno en frente al otro y así se quedaron. El caribeño miraba detenidamente al británico el cual apartaba la mira en un intento de dejar ver su vergüenza.


- ¿Hamilton te acuerdas de como en nuestro primer encuentro Washington me acuso de haber casi destruido la empresa?


- Si – respondió el chico dudando a donde iba la conversación.


- Bueno, pues déjame empezar por ahí.


- Adelante.


- Pues veras. Esta empresa tiene una historia que data de años de arduo trabajo y esfuerzo. El padre de George no tenía ni un quilo y mi padre acababa de llegar al país. Corrían los 60's, en ese entonces la moda estaba sufriendo una nueva revolución artística y fue ahí donde empezó todo. RevModa fue oficialmente inaugurada en el '67. Las ventas fueron subiendo poco a poco y el pequeño taller, en el que una vez dos amigos emprendieron una idea, se fue transformando en un edificio con empleados y diseñadores. Con el dinero que fue acumulando mi padre decidió regresar a Inglaterra y abrir una nueva compañía mientras seguía siendo codirector de RevModa. Allí mi padre conoció a una francesa la cual hoy en día es mi madre. Yo nací poco después. Washington y yo somos amigos de infancia. Éramos como uña y carne hasta que un incidente lo mando todo por la borda. El gerente financiero de la compañía de mi padre lo convenció para retirar algunos delos valores que tenía en RevModa. Más no fue más que un engaño. Lamentablemente ya era demasiado tarde. El mal estaba hecho y el padre de George se creyó traicionado por mi padre. Desde entonces George me repudia como la peste.


- Ok. ¿Y qué tiene que ver eso con tus encuentros con Seaburry?


- Pues veras, no me gustaría que George tuviese problemas así que envié a Seaburry para que se volviera el gerente de finanzas. Aquel incidente le enseño al niño que una vez fui a no darle mi confianza nadie. No podría permitir que algo malo le pasara a Washington por lo que le entregué a mi hombre de confianza sin que él lo supiera. Aparte el tener un contacto me permite saber cómo está y me permite de estar alerta por algún momento necesita ayuda.


- Ahora veo. – la mente del latino trabajaba millón. Era mucha información que tratar – Esto explica las miradas furtivas. La honda de melancolía y tristeza cuando mencionas un posible compromiso. La sonrisa dulce que le dedicas cuando él no está mirando. Todo tiene sentido. Tú amas a Washington.


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Eh aquí un nuevo cap. Después de meses de inactividad. . 〜(꒪꒳꒪)〜


 Espero que les haya gustado intentaré volver a actualizar más seguido. L@s que me conocen del año pasado saben cómo funciono. No muy constante pero no se asusten esta historia abra de ser terminada. Aparte si se pasean por mí cuenta sabrán que empecé otra historia por lo que voy a mantener las dos. °˖✧◝(⁰▿⁰)◜✧˖°


P.D: No olviden comentar y darle a la estrellita(✧∀✧)


Atte. S2 Queen

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